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LA VIOLENCIA EN UNA RELACIÓN SENTIMENTAL PUEDE SER MACHISTA, FEMINISTA U HOMOSEXUAL

 

La violencia en una relación sentimental puede ser machista, feminista u homosexual.

 

Quede claro mi respeto hacia las mujeres porque sí, porque así tiene que ser, y porque, por si faltaba algo, muchas han sido y son MADRES que han gestado y gestan, han parido y paren con dolor, y crían con delicado esmero el género humano. Por eso se dice que “madre no hay más que una”.

 

Tras esta imprescindible precisión, vamos a lo que vamos.

 

La palabra “género” es definida así por la RAE: 

“Grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido este desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente bioógico”.

 

Por tanto, “género” significa, desde un punto de vista sociocultural, mujeres y hombres.

 

En consecuencia, la expresión “violencia de género” no debe asociarse exclusivamente a la violencia “machista” sino a la que se produce entre personas que comparten una relación sentimental o familiar.

 

Este tipo de violencia se da en parejas heterosexuales, parejas gais y parejas lesbianas. La violencia no es patrimonio único del hombre heterosexual.

 

Enfrentar a la mujer heterosexual contra el hombre heterosexual, disloca el sistema sentimental y social que debe crearse y haber entre una mujer y un hombre. 

 

La Naturaleza ha predispuesto a las mujeres y hombres heterosexuales a aparearse y, para este fin, provee a los jóvenes masculinos y femeninos de testosterona, que es igual a una droga que la mayoría llaman “amor”, pero que en verdad es simplemente un alucinógeno natural que el COSMOPODER inculca con la intención de impulsar la procreación y que nos multipliquemos como seres humanos, aunque algún día lleguemos a ser demasiados habitantes y, en opinión de muchos, ya lo somos.

 

La Mujer y el Hombre están provistos de un cerebro que tiene dos partes principales y necesarias para existir, que son el consciente y el subconsciente. Si te inculcan desde temprana edad a través de tu consciente que para dominar a tu compañera sentimental la debes castigar, porque, según usos machistas que vienen de remotas costumbres patriarcales, “el hombre es el dueño de su esposa y su familia”, registrarás en tu subconsciente que castigar a tu pareja es algo natural y necesario. Por ello cuando tengas una pareja sentimental el consciente extraerá del subconsciente la noción de que para controlar a tu pareja la debes castigar. Estas costumbres de castigos llevados a cabo por hombres a mujeres, han estado y aún están vigentes en muchos países, en unos más y en otros menos.

 

Cuando la superpoblación mundial se agudice y la humanidad no sepa cómo solucionar el problema, la Naturaleza, que es sabia, se encargará por medio de plagas, guerras, enfermedades y otros fenómenos naturales, de aminorar la superpoblación mundial hasta que alcancemos un número de habitantes acorde con lo que el mundo puede soportar. Esto está dentro de todo lo planeado por el COSMOPODER.

En gran medida, tanto la mujer como el hombre están predispuestos por la Naturaleza para ejercer dominio y violencia, el hombre de una forma más bruta y la mujer de una forma más meditada y manipulada. 

 

El poder patriarcal machista que ha existido sobre la mujer, es una herencia natural que viene transmitiéndosele a la mujer desde que la mujer y el hombre dejaron de ser monos y las civilizaciones subsiguientes reglamentaron el vínculo matrimonial.

 

Hay otros factores que han tenido gran culpa de que el hombre haya tratado a la mujer como propiedad suya. Entre ellos están: la propia naturaleza animal del hombre, las religiones que inventó, y su mayor fuerza física. 

 

Aún hoy, en muchos países, la mujer casada incluso adopta el apellido de su marido y pierde el suyo, aunque esto es relativamente anecdótico, y, en la actualidad, no está directamente relacionado con los derechos legales y la mentalidad social en unos países u otros.

Será objeto de otro artículo analizar las causas de violencia entre personas gais y lesbianas que comparten una relación sentimental o familiar. Baste anticipar que son iguales o muy similares a las que generan violencia entre parejas heterosexuales. 

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