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Una joven se estira el cuello, siente un crujido y casi se muere a los minutos (FOTOS)

Aunque en un principio no le dio importancia, el movimiento le reventó la arteria vertebral, formando un coágulo en el cerebro que derivó en un accidente cerebrovascular

Canarias Noticias - 17/04/2019

Natalie Kunicki, de 23 años, es una paramédica australiana que en diciembre de 2017 se mudó a Londres (Reino Unido) para trabajar en el servicio de ambulancias. Una noche, después de una fiesta, mientras miraba una película con un amigo en su casa, se estiró el cuello y escuchó un fuerte crujido. No le dio importancia, aunque su vida a partir de ese momento corrió un serio riesgo, según publican medios locales.

"Me estiré el cuello y pude oír un 'crac, crac, crac, crac'", recordó y agregó: "Mi amigo me preguntó: '¿Eso fue tu cuello?' Pero todas mis articulaciones hacen esos ruidos, así que no le presté mucha atención. Solo me reí".

Minutos después, al levantarse, se desplomó al suelo. No podía mover parte de su cuerpo. "Me levanté, traté de caminar hasta el baño y me tambaleaba por todas partes. Miré hacia abajo y me di cuenta de que no estaba moviendo la pierna izquierda y me caí al suelo", dijo. Pese a ello, no quiso llamar a los servicios de emergencia: "Al principio pensé que estaba borracha o que me habían drogado, pero luego supe que algo más estaba mal".

En grave peligro

Pese a su negativa inicial, Kunicki fue trasladada al University College Hospital de Londres, donde confirmaron que había sufrido daños en su arteria vertebral, por lo que tuvo un derrame cerebral con un coágulo que derivó en un accidente cerebrovascular (ACV). Debía ser operada de urgencia y fue trasladada al Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía, donde la intervinieron durante tres horas.

Allí le colocaron un 'stent', pero el coágulo no pudo ser eliminado. "Cuando el médico me dijo que había tenido un derrame cerebral, me quedé en estado de shock. Más tarde me dijeron que ese estiramiento de mi cuello causó que se rompiera mi arteria vertebral. Hay una posibilidad en un millón de que eso ocurra", expresó.

Una lenta recuperación

Después de la cirugía, su estado comenzó a mejorar lentamente, aunque no podía mover los dedos índice ni pulgar de su mano izquierda, ni doblar su pierna. "Mi movilidad era peor y no podía despejar el coágulo", recordó.

Con el paso de los días y a base de ejercicios, Kunicki mejoró el control de la parte izquierda de su cuerpo, aunque el recorrido para volver a la normalidad será largo. "Puedo caminar, pero no más de cinco minutos. Soy muy torpe. No puedo abrochar botones, me resulta muy difícil. Puedo sentir calor y frío ahora, pero todavía me siento un poco adormecida", explicó.

Mientras se recupera, la mujer volvió a vivir con sus padres y expresó su deseo de poder hacer un "trabajo liviano" en los próximos meses. "Estoy decidida a volver a trabajar tan pronto como sea posible", concluyó.

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