Callejeando por Berlín (1)

Hace poco mas de una semana, tuve la gratísima oportunidad de visitar Berlín con uno de mis hijos, que por hablar bastante bien alemán, me daba mucha tranquilidad y me permitía concentrarme en ver, mirar y, en la mayoría de los casos, asombrarme de la vida cotidiana en esa ciudad. Es difícil y arriesgado opinar con fundamento sobre Berlín y los berlineses con la única experiencia de una semana trotando imparable, dicho sea en sentido bastante literal, por sus inmensas, cuidadas y limpísimas calles y avenidas en todo lo que es la zona central y más turística de la capital de Alemania.

Estos pequeños reportajes que ahora inicio su publicación, no pretenden ser ni una guía, ni una recomendación y mucho menos un catálogo de los innumerables y bellísimos edificios y monumentos que pueden admirarse por donde quiera que se patee. Como corresponde a dos observadores que llegan de tierras tan lejanas como Gran Canaria, no teniendo la presión mental de pretender verlo todo, y en mi caso fotografiarlo también todo, hicimos una primera exploración de las calles. He de decir que el este caso la ayuda inestimable de Mr. Google Maps, facilitó la ruta y el encontrar ahora los lugares que, en días sucesivos, visitaríamos con más detenimiento. Fue una larga caminata para hacernos una idea global de lo que era más interesante de ver en los días sucesivos en esta primera visita a Berlín.

La primera impresión, que pude ratificar durante el resto del viaje, es la de estar en una ciudad muy limpia, serena, con poco tráfico y poca gente deambulando por las calles. Nos cruzábamos con gentes que caminaban sin prisa, que se me antojaron personas sonrientes y amables. Nos encaminamos hacia la Alexanderplatz, tal vez el centro turístico de la ciudad desde donde parten muchas de las excursiones que se ofrecen a los turistas. La gigantesca torre de TV, es visible desde muchos lugares y puede funcionar como un faro para encaminar los pasos de unos guiris como nosotros.

Es de destacar la limpieza de las aguas del río Spree que atraviesa la ciudad y que en un momento determinado se divide en dos ramales que dejan en su centro la Museumsinsel, la Isla de los Museos, considerada patrimonio de la humanidad. Y cómo no pasar, aunque sea fugazmente, por la Puerta de Brandemburgo... pero de todo eso ya se tratará más adelante.