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MIL O DIEZ MIL PÁGINAS DE RAMANUJAN

Se dice si alguien desconocido envía mil páginas de matemáticas a los departamentos universitarios, se las evalúan, alguien envía diez mil páginas de filosofía y ni contestan.

Es un dicho que corre por algunos corros culturales y correos de Internet, si alguien desconocido, envía mil o diez mil páginas de matemáticas a diversos departamentos matemáticos, ellos lo examinan, y, estos contestan. El caso paradigmático es el de matemático hindú, Ramanujan a principios de siglo veinte, que escribió desde la India a Gran Bretaña, ciertamente era un genio, nadie puede negarlo.

Pero si alguien envía mil o diez mil páginas de filosofía, sin entrar si esa producción es notable o es menos que notable, a diversos departamentos universitarios de filosofía, posiblemente, ni siquiera nadie le contestará que lo han recibido…

Se dice, que las ciencias, y con sus metodologías, se puede comprobar y evaluar y valorar y valuar si una producción cultural, con el método científico, es verdadera o coherente, pero las producciones culturales, que entran dentro de las humanidades, en todos sus saberes, y, de la filosofía en particular, pues no existe el famoso método de falsación o verificación de Popper, y, por tanto, nadie sabe exactamente el valor de un trabajo filosófico, aún más si es estético o artístico o cultural o literario.

En el caso de las ciencias sociales y humanas, que estaría en medio, entre las metodologías puras y duras de las naturales y físicas y matemáticas y de las humanidades y filosofías. En las ciencias sociales pues quedarían en el medio, en todos los sentidos, también en esta cuestión…

Pero alguien en filosofía ha podido estar trabajando en ello, cincuenta años, de distintas maneras y de distintas formas, ha podido mostrar sus resultados, sean buenos o no, innovadores o no, creativos o no, originales o no, en forma de ensayos filosóficos, de formas de literatura, y, de combinaciones de diversos métodos… Y, puede, durante esa existencia, larga en el quehacer filosófico, haber enviado y mostrado, a multitud de entidades universitarias y académicas y culturales filosóficas, y, a multitud de personas, -sin exageración-, parte o gran parte de sus resultados y de su trabajo. Y, pasar y pasarse toda su vida y toda su existencia, sin contestación.

Puede incluso llegar a una edad –tercera edad-, y, plantearse seriamente, que quizás, su trabajo será perdido y destruido, porque ni siquiera existen lugares que quieran conservan copias de su labor filosófica y filosófica literaria. Y, llegar un momento, que esa persona, y, el trabajo que ha realizado con todos los condicionantes de la vida y de la existencia, no sepa, si todo lo que ha producido en la medida que ha podido y con sus condiciones limitadas de posibilidades, tiene algún valor, o, meramente, no tiene ninguno.

Como no ha ocupado ningún puesto en la universidad española, y, posiblemente, tampoco en el sistema de educación y enseñanza, o, un tiempo limitado, por las circunstancias de la vida y de la existencia, en ningún foro del mundo académico, ni universitario, ni cultural, le escuchan y le oyen, le tienen en cuenta, le valoran su trabajo, ni siquiera le consideran que es uno más de los suyos, aunque sea el último. Ha estado toda la vida como Colón, yendo de una corte a otra, enviando a unos y a otros, del propio país y del resto de Occidente. En forma de correo normal, en forma electrónica, y, la respuesta, salvo alguna excepción de excepción ha sido el silencio…

Puede que su producción cultural en filosofía, o en filosofía-literatura, o en filosofía-arte, esa mezcla de ambos paradigmas, sea pésima o sin valor o sin veracidad o sin demostración o sin innovación o sin creatividad o sin originalidad. Puede ser, que no haya podido, por sus circunstancias personales, haber creado grandes tratados de las ramas de filosofía, y, se le achaque que todo es fragmentario y, por tanto, sin apenas valor –pero los mismos que indican esa excusa o motivo, para que sus escritos no tienen o tengan valor, al mes siguiente van a un Congreso de Cioran, Montaigne, Pascal, Gracián, Nietzsche, Schopenhauer, etc., alabándolos sin limitación, y, que gran parte de su producción fue también fragmentaria…-.

La realidad es que puede existir alguna persona, que haya estado toda la vida laborando en el terreno de la filosofía, que haya mostrado gran parte de su labor en forma de ensayos fragmentarios de filosofía, en géneros literarios diversos combinados con filosofía, en artículos periodísticos, en pinturas y dibujos… y, que haya mostrado sus diez mil páginas de filosofía, a cientos, sin exagerar, cientos y cientos y cientos de personas y entidades, y, la respuesta siempre ha sido el silencio… ¡Y, ya, en su último trayecto de viaje en este mundo, ya, ya no sabe, el valor de su producción, y, ya no sabe, dónde enviarla para que haya alguna posibilidad de que se conserve para el futuro, nadie quiere conservar varios DVD, dónde está algo de toda esa producción…!

Un desconocido/a envía mil o diez mil páginas de búsquedas matemáticas a varios departamentos de matemáticas de la universidad, y serán examinados, por los profesores. Alguien, desconocido/a envía mil o diez mil páginas de filosofía a varios o muchos departamentos universitarios de Filosofía, y, la respuesta, salvo alguna excepción de excepción es el silencio… La respuesta es la nada…

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