Felicidades a todos los catalanes y los no catalanes residentes en Cataluña por haber votado lo que han votado, que es más de lo mismo. Es decir, probablemente todo conducirá a más ruido, más amenazas, más esconderse para no quedar señalados, pues quizá habrán más pintadas en los modestos negocios y en los domicilios de muchos, más coacción lingüistica, más empresas que se irán de Cataluña, más paro, más pobreza, más, más y mil veces más.
Es posible que algunos no pudieron votar por diversas causas (entre otras, enfermedad, trabajo, tener que cuidar de otras personas), pero es más que probable que muchos otros, pudiendo haber votado, no lo hicieron porque no les dió la gana. A ellos hay también que agradecerles que no hayan ejerciendo el derecho y el deber de todo ciudadano: votar para fortalecer la democracia y, quizá, mejorar la situación política y económica de Cataluña.
Algunos ya pretenden maquillar la baja participación de las elecciones catalanas, afirmando que se debió a la situación por el coronavirus. Pero esa falacia queda al descubierto por lo siguiente: si muchos no votaron por un posible miedo a infectarse, podrian haberlo hecho por correo. A no ser, claro, que algunos colectivos hayan torpedeado de alguna forma la votación por correo. Lo cual, de ser cierto, seria aún más grave y habria que investigarlo y denunciarlo.
Muchos de los que no han votado quizá serán los que luego más se quejarán. Por tanto, felicidades por más, más, mil veces más de lo mismo, mientras los contribuyentes de Cataluña y el resto de España seguirán pagando los peculiares nombramientos de la tarta del poder, así como las gracias, ocurrencias y el mantenimiento de no pocos.
