La puerta de salida
A Sergio Ramos y su entorno, en especial su hermano René, y a algunos medios de comunicación hay que recordarles que las exigencias para renovar a un jugador de 34 años (al parecer, dos temporadas, cada una con una ficha de12 millones de euros libres de impuestos, se dice pronto) podrian tener la misma respuesta que en su momento recibieron otros dos muy buenos futbolistas, Özil y Di Maria (siendo entonces sus representantes el padre y la esposa, respectivamente). Y, con independencia del aspecto moral de exigir en tiempos del coronavirus millones sobre huchas de millones ya ganados, mientras muchas personas están en el paro y arruinadas, a Ramos hay que recordarle que en el R. Madrid no hubo, ni hay, y probablemente tampoco habrá, un jugador que esté por encima del club y su escudo.
Y si no, que recuerde dónde acabó la vida futbolística de Di Stéfano. Si, un don Alfredo que, al parecer, fue un poquito mejor jugador que Ramos.
A Sergio Ramos el madridismo y miles aficionados de multitud de paises le estarán eternamente agradecidos por muchas cosas, en especial por lo sucedido a las 22,51 horas de un 24 de mayo en una cálida noche de Lisboa.Pero eso no impide indicarle cuales son las normas del club. Ya Bernabeu dijo: „El que se va del Madrid, no vuelve“. Los tiempos han cambiado y ahora habria que decir que el que abandona al club de mala manera, no regresará. De eso saben también mucho Özil y Di Maria.
Si dentro de unos años Ramos estuviera de nuevo en el club y hubiera un caso parecido al suyo, posiblemente él actuaria de igual forma que la directiva actual ante cualquier jugador con exigencias no razonables y, recordándole que en el Madrid la entidad está por encima de las personas, le indicaría el lugar de la puerta de salida.
