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GRAVE ERROR

En España no hay en la actualidad político (ni "política") alguno(a) que pueda mantener un debate con Cayetana Álvarez de Toledos de, digamos, una hora, en directo, con todo tipo de luces y taquígrafos. Empleando similes deportivos, Álvarez de Toledo ganaria por goleada o el adversario político tiraria rápidamente la toalla. Hay numerosas muestras de ello, con videos incluidos, así como también de renuncias o escondidas ante posibles debates, como es el caso de Carmen Calvo, vicepresidenta del gobierno, con lo de "tomarse un café y discutir cosas políticas" con Álvarez de Toledo. Su cese como portavoz parlamentaria del PP constituye una macabra ironia para tapar la voz de la portavoz, proporcionando un oxígeno innecesario a Sánchez, Iglesias y al resto del gobierno.

De un Casado con un equipo  más o menos fuerte del PP para afrontar los grandes problemas socioeconómicos a partir de septiembre, se pasará a una "derechita" sumisa, con un "Casadito" obediente para que le dejen participar en alguna que otra reunión en la Moncloa y en algo que se parezca a que el PP es la derechita coparticipe de alguna decisión gubernamental. Mientras tanto, algunos miembros del PP que permanecen en sus poltronas tras, quizá, haber participado en el movimiento de la silla, y otros ahora nombrados por Casado tras el cese de Álvarez de Toledo, tomarán la palabra en el Congreso y otros sitios con su conocida exquisita retórica, dando discursos que, dicho sea con todos los respetos, aburrirán hasta las ovejas, con titubeos incluidos. 

Lo que está sucediendo en el PP dócil podria dar la impresión que algunos imponen su interés personal al del partido, y hasta ahora veian a Cayetana Álvarez de Toledo como una enemiga para trepar y alcanzar determinados puestos en el PP.  Además de Casado, Feijóo, que cuando habla en gallego parece balbucear, pudiera, quizá, gustarle eso de ser presidente del gobierno alguna vez. Y en tiempos de feministas y "feministos", no parece que el PP actúe acorde esos "feminismos" con la destitución de Cayetana Álvarez de Toledo.

Por lo demás, a partir de ahora todos los que han participado en el cese de una gran política con una brillante oratoria y, sobre todo, de una mujer valiente (¿Dónde estaban "Casadito", Feijóo y esos barones para defenderla de los insultos y denunciar las amenazas que sufria en Barcelona de los separatistas?) deberán oir más de una vez que "la discrepancia no es sinónimo de deslealtad". Desleales son muchos otros.

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