ÚLTIMA HORA

EL PRINCIPIO DEL FIN DE LA JUSTICIA

José Fco. Fernández Belda

Viviendo en San Borondón

No hay generación a lo largo de los siglos que no se haya quejado más o menos amargamente del funcionamiento de los tribunales de su tiempo. En España tal vez sea más apropiado denominar a la Justicia de hoy en día como el “uso alternativo del Derecho”. Con este eufemismo, importado de la América bolivariana en tiempos de Zapatero por sus jueces y fiscales de cabecera, justifican sus tropelías la rama autodenominada progresista.

A muchos magistrados y fiscales en los altos tribunales, sobre todo cuando están implicados políticos, no les interesa tanto el imperio de la ley como imponer su ideología, saltando por encima de la seguridad jurídica y la igualdad de todos ante la ley, principios básicos de un estado democrático de derecho. Es hoy una evidencia incuestionable que no recibe el mismo trato un político de los grupos pro gubernamentales de turno que aquellos que están en la oposición.

Es muy difícil argumentar que existe una independencia real del poder judicial, en lo referente a la los políticos justiciables, cuando los partidos se reparten los cargos en el CGPJ sin ningún pudor, incluso estableciendo de antemano sus cuotas. Inconcebible resultaría en ningún otro país, que la actual Fiscal Jefe sea Dolores Delgado, militante y exministra socialista. Y así se podría seguir, de escándalo en escándalo, de sectarismo en sectarismo, instruyéndose los sumarios en los medios de comunicación afines al poder en ese momento y haciendo que la opinión pública acepte sin crítica alguna que sean éstos mismos medios los que dictaminen si hay o no caso, si alguien debe estar o seguir en prisión al tiempo que protagonistas de escándalos y latrocinios gigantescos sigan en libertad a la espera de que alguna argucia legal los libre de la trena. Allá por el año 2006, el que era entonces fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, sentenció (nunca mejor dicho): “El vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino”. Y eso lo dijo en el Parlamento en plena polémica por el chivatazo a ETA, el caso Faisán, para blanquear el asunto.

En relación a esta senda hacia el precipicio y el asesinato de la Justicia a manos de un incomprensible Derecho, con leyes elaboradas por diputados auténticamente faltos de formación y conocimientos pero muy ideogilizados y muy progresistas, sugiero volver a ver aquella gran película estadounidense de 1961, perdón por citar como ejemplo algo norteamericano, que en España se llamó “¿Vencedores o vencidos?” y en Hispanoamérica, “El juicio de Nüremberg”.

Cerca del final de la cinta, ya terminado el proceso y dictado sentencia contra la que fuera cúpula judicial nazi, el principal imputado Dr. Ernst Janning (Burt Lancaster), pide hablar en su celda con el Magistrado Jefe Dan Haywood (Spencer Tracy). Éste acepta la entrevista, pues el jurista alemán era una autoridad y una referencia mundial en Derecho Penal, y el juez americano admiraba sus publicaciones que las había leído con sumo interés profesional.

El Dr. Ernst Janning, que ha aceptado su condena como justa y ajustada al concepto ideal de Justicia, le hace una pregunta a Dan Haywood, que en realidad más parece una reflexión en voz alta sobre la senda de degeneración y subordinación a la ideología nazi de los tribunales que él presidía o tutelaba: “¿cómo hemos podido haber llegado a esto?”. El magistrado americano le respondió: “ese camino se inició la primera vez que usted condenó a una persona sabiendo que era inocente”.

No estoy muy seguro, aunque reconozco mi profundo pesimismo en esta materia, si el actual estado de cosas no es el principio del fin de la Justicia y la imposición de una agenda política revolucionaria de ultraizquierda. Pero mal está la cosa cuando se aprueban leyes contra lo que algunos denominan “delitos de odio”, capacitando a comisarios políticos, togados o no, dictaminar sobre los sentimientos de las personas. Un político de Podemos ha dicho que es un delito de odio llamar “Marqués de Galapagar” a quien todos conocemos como el Marqués. Y añadió que no se debe permitir culpar al Ejecutivo del Dr. Sánchez e Iglesias, o viceversa, de mala gestión con la pandemia. Aunque de este asunto ya Dolores Delgado ha “instruido e informado” adecuadamente a los fiscales que dependen de ella... ¡y del Gobierno!, como dijo en TV con mucho aplomo el Dr, Sánchez. 

José Fco. Fernández Belda

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