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EL CAÍD, UNA FIGURA POLÉMICA

Abdel-Wahed OUARZAZI

Profesor de economía, analista geoeconómico, área MENA

Hay en el lenguaje frases contagiosas que se propagan entre las gentes, y por el mundo, reproduciéndose en todos los idiomas. Voces que expresan la frustración ciudadana hacia sus gobernantes locales y acaban salpicando injustamente a todo el país con el fin de enfatizar la indignación.

Son frecuentes las frases “Este país”, “Así es este país” o, sarcásticamente, “Bienvenidos a este país”. Los españoles dirían “Esto es España” y los marroquíes “Esto es Marruecos”. Aunque encuentran su máxima expresión en los italianos, ¿Non piove? ¡porco governo!, para culpar al Estado de todos los males.

Muletillas con significante peyorativo y que habremos pronunciado, en algún momento, cada vez que la administración pública nos fallaba como administrados. Son tan simples como cargadas de indignación. Sobre todo, cuando son entonadas, desde la impotencia de la lejanía, por la diáspora marroquí, llamada también “Marroquíes Residentes en el Extranjero” (MRE).

En Marruecos tienen su origen en agravios cometidos por los funcionarios públicos contra la ciudadanía. Siendo la figura del Caíd y sus subalternos la más cuestionada de los últimos años. ¿Pero, quién es el Caíd?

Se trata de una figura que pertenece al cuerpo de los agentes de autoridad. Agrupa al Califa, Caíd, Pachá y al Gobernador. Todos ellos dependen del ministerio del Interior y se rigen por sendos Dahires o decretos n° 1-63-038 de 1963 y n° 1-08-67 de 2008. Su creación oficial aparece en el Dahir n° 1-56-047 de 20 de marzo de 1956 aunque su existencia remonta a siglos atrás. En general, el Caíd es seleccionado entre miles de candidatos para ser formado en el prestigioso Instituto Real de la Administración Territorial (IRAT) que, desde 2008, incluye a mujeres. Una formación completa que combina varias disciplinas, entre ellas la militar.

El Caíd dispone de amplias prerrogativas y se le exige disponibilidad absoluta y capacidad de movilización. Se ocupa del orden público y del cumplimiento de la ley. Actúa como policía administrativa con capacidad para detener personas y retener bienes. Encarna la figura del majzén o autoridad y está dotado de agentes de las fuerzas auxiliares y de agentes de proximidad o almocadenes. Estos últimos están presentes en cada barrio. El almocadén es bien conocido por su alto grado de corrupción y por actuar como auténtico “conseguidor” del Caíd.

Ambos dos, Caíd y almocadén, cuando se desvían rompen el principio de la buena gobernanza. Cuyas consecuencias sufren los marroquíes de dentro y de fuera. Además, son frecuentemente denunciados en redes sociales y perseguidos con contundencia por el ministro del Interior, Abdelouafi Laftit.

Los de fuera son los Marroquíes Residentes en el Extranjero (MRE) que la operación “Marhaba 2023” recibirá calurosamente desde ambos lados del Estrecho. Unos 5 millones de personas que, por desgracia, han debido pronunciar, a propósito, las expresiones de “Este país” o “Así es este país”, durante su corta estancia o de vuelta al país de acogida. Esto ocurre tras averiguar que sus asuntos seguían bloqueados un año más o dos o tres. En muchas ocasiones son los hijos los que heredan tal agravio y tal indignación.

Esta diáspora ha contribuido enormemente al bienestar de sus familiares más necesitados y en invertir en el país con continuas y cuantiosas transferencias internacionales. Marruecos recibió una remesa de más de 10 mil millones de dólares en 2022, registrando un aumento espectacular del 27%según el Banco Mundial. Lo que supone un 8% del PIB. Y figura como el segundo receptor de estos fondos de la región MENA, tras Egipto. De hecho, los MRE se han convertido en uno de los pilares clave para el sostenimiento del “Marruecos del Futuro”.

Es más, en los últimos años, esta diáspora se implicó al unísono, y como nunca había hecho antes, en defensa del rey Mohamed VI y del Reino de Marruecos, enviando un claro mensaje de unidad a Argelia. Hartos de la enfermiza agresividad de los militares argelinos y de sus secuaces que inundaron las redes, reaccionaron con contundencia contra sus propósitos. Los MRE, de todo el mundo y desde diferentes estamentos sociales, contraatacaron en las mismas redes (YouTube, TikTok o Facebook), así como en prensa digital, podcasts, radio y televisión para defender con razonamientos históricos y jurídicos la marroquinidad no sólo del Sáhara Occidental sino también de la Oriental.

Fue toda una bofetada a la dictadura argelina que, con sus fakes, pretendía sembrar división en la sociedad marroquí y entre ésta y sus instituciones en un momento en el que el país brilla con luz propia.

Un brillo que no debe empañarse con injusticias contra un colectivo tan vulnerable como los Marroquíes Residentes en el Extranjero (MRE). Estos aprovechan sus vacaciones anuales (menos de un mes) para gestionar sus asuntos. Plazo que resulta insuficiente ante una burocracia endémica. Un mal que la creciente digitalización de la Administración pública marroquí intenta doblegar.

Este hándicap sigue latente a pesar de los llamamientos del rey Mohamed VI para agilizar los trámites de este colectivo y velar por sus intereses, así como por su reintegración. En su discurso con motivo del 69 aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo, de 20 de agosto de 2022, el monarca insistió en proteger a esta diáspora planteando cuestiones como: ¿El marco legislativo vigente y las políticas públicas tienen en cuenta sus especificidades? ¿Están los procedimientos administrativos adaptados a sus expectativas actuales?”. Y lamenta que “muchos de ellos todavía enfrentan varios escollos para resolver sus asuntos administrativos o para lanzar sus proyectos”, subrayando que “este estado de las cosas debe ser subsanado”.

Ya en 2018, y bajo instrucciones del rey Mohamed VI, el ministro de Interior, Laftit, hizo importantes cambios en las filas de estos funcionarios de la administración territorial expulsando a 25 agentes de autoridad, un Wali y 5 gobernadores, otros 29 fueron degradados, 21 reprobados y 14 advertidos. Operación que se repitió, en 2022 con una importante reestructuración implicando a numerosos agentes de autoridad cuyos informes de gestión eran lamentables. Para ello, el ministro tuvo que adoptar nuevos parámetros de valoración para evitar informes teñidos de clientelismo y de obediencia debida. Gracias a ello, hoy el país dispone de jóvenes Caídes, competentes, honrados y ansiosos de servir al ciudadano.

Marruecos está construyendo un Estado social y democrático de derecho bajo los ojos brillantes de una ciudadanía esperanzada de dejar atrás las injusticias y avanzar hacia la prosperidad que, a veces, ve interrumpida por decisiones administrativas arbitrarias.

Interpelo igualmente a la ciudadanía, de dentro y de fuera, a no alimentar la corrupción, sino de exigir el cumplimiento de las leyes ante la superioridad y ante los tribunales de justicia. El soborno es una práctica antidemocrática. Tan ilegal como maligna que afecta a los fundamentos de la propia sociedad. Y a los funcionarios públicos que cumplan bien y fielmente su cometido, sirviendo a la ciudadanía en vez de convertir su función en el arte de perpetuar la indignación.

El buen hacer, de unos y otros, haría justicia al país, ganaría aún más si cabe en imagen internacional y desterraría toda expresión peyorativa.

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