Canarias, en medio del fuego cruzado de intereses internacionales y políticas nacionales erróneas

Hace unos días, el “supuesto” país amigo, Marruecos, ha aprobado, de forma unánime, una nueva delimitación de sus aguas marítimas que supone, no sólo un gesto totalmente inamistoso, sino, y esto es lo más grave, una invasión  de las aguas que “teóricamente pertenecen a Canarias”.

Hemos entrecomillado la frase anterior, porque la discusión sobre  las aguas canarias, al no ser éste un estado archipielágico, merece un estudio más profundo y del que no nos vamos a ocupar, ahora, en este artículo.

Sin embargo, sí pretendemos poner de manifiesto que Canarias se ve, con frecuencia, afectada, no sólo por las políticas, con frecuencia equivocadas, de España sobre una región alejada de sus fronteras naturales, sino por los intereses internacionales de otras naciones que, con frecuencia, desprecian al Estado español.

España siempre llevó mal la descolonización de sus territorios de ultramar, como quedó en evidencia con la antigua Guinea Ecuatorial Española, Ifni, y el Sáhara, hoy ocupado de forma arbitraria e ilegal por Marruecos.

En todos los casos, los intereses económicos de algunas “familias españolas”, en connivencia con el dictador Macías, en el caso de Guinea Ecuatorial, y con Hassan II, en el del Sáhara español, llevaron a la entrega de esos territorios sin que mediara ninguna garantía, ni para los nativos que los habitaban, ni para los ciudadanos españoles que allí vivían.

Los actuales socios internacionales de España son, fundamentalmente, la Unión Europea y los Estados Unidos.

España está plenamente integrada en la Unión Europea y plenamente integrada en la OTAN.

Nuestros intereses comerciales están protegidos en el marco de nuestro acuerdo con la UE y, por lo que respecta a la defensa, todo el territorio nacional, salvo Ceuta y Melilla, está bajo el paraguas de la organización militar, cuyo principal miembro son los Estados Unidos.

La inestabilidad política en la España de 2020, en la que priman fundamentalmente conceptos ideológicos, a veces absurdos, priman por encima de la unidad de España.

Esos mismos conceptos ideológicos, totalmente contrarios a los acuerdos, tanto políticos, como militares, que mantenemos con nuestros socios, nos van a pasar factura a muy corto espacio de tiempo.

Desde este, y otros medios de comunicación de nuestro grupo, hemos mantenido, durante años, que Marruecos no es un país amigo, antes al contrario, es un enemigo potencial con el que tenemos diferentes contenciosos, no sólo Ceuta y Melilla, sino también de origen económico y migratorio.

La actual política exterior española es un desastre total para Canarias. Los recientes acontecimientos en los que se ha visto envuelto España, con la entrada de agentes encapuchados en el consulado de México en Bolivia y el desprecio al Presidente Encargado en Venezuela, señor Guaidó, reflejan contradicciones continuas entre lo que son nuestros compromisos con nuestros socios naturales y el posicionamiento bolivariano del actual gobierno de España.

Contradicciones que a veces colocan, de forma ridícula, a nuestra política exterior.

A Guaidó, a pesar de estar reconocido por el gobierno de Sánchez como Presidente Encargado de Venezuela, se le ha negado una reunión a la que ha tenido acceso con otros altos líderes mundiales como los máximos dirigentes de Alemania, Reino Unido, etc.,  en el reciente encuentro  de mandatarios celebrado en Davos.

Sánchez se ha negado a reunirse con él, al mismo tiempo que el ministro Ávalos se reunía con la vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez, en el aeropuerto de Madrid Barajas, a pesar de que la misma tiene prohibida la entrada a la Unión Europea.

Estos hechos están haciendo dudar, tanto a la UE como a Estados Unidos, sobre lo que realmente quiere Pedro Sánchez en política exterior.

La prensa internacional se está haciendo eco de estos últimos acontecimientos,  y del marcado acento socio-comunista que parece querer darle Sánchez  a esa política que, aparentemente, sólo busca seguir el camino que marca su socio en el gobierno, Pablo Iglesias.

El peligroso acercamiento del presidente Sánchez a los posicionamientos de Podemos en materia internacional y, sobre todo, a todo aquello que está relacionado con Venezuela, pone en peligro, aunque parezca que nada tiene que ver, la estabilidad de Canarias respecto de Marruecos.

Siempre que España ha estado en una posición de debilidad política, Marruecos la ha aprovechado para dar un paso más frente a España.

Muchos recordamos las banderas de los Estados Unidos que portaban los marroquís durante la Marcha Verde.

Marruecos está considerado el último bastión frente al radicalismo islámico en el norte de África.

Marruecos es socio preferente de Estados Unidos.

Marruecos está inmerso en un nuevo programa de renovación militar  importantísimo.

El principal valedor y suministrador de esa renovación del ejército marroquí es Estados Unidos.

La política exterior es compleja, y hechos que a veces nada parecen tener que ver unos con otros, están íntimamente ligados.

El gobierno de Sánchez debería cuidar, y mucho, las políticas que se asumen con nuestros socios y respetarlas. Cuando no se respetan los acuerdos y la desconfianza se hace presente en función de parámetros ideológicos de andar por casa, las consecuencias pueden ser brutales.

Si en el futuro buscamos apoyos para defender nuestras aguas frente al expansionismo marroquí, alguien nos va a recordar nuestros incumplimientos.

Si es así, perderá Canarias.