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Más de 90 especies de anfibios se han extinguido por un hongo

El hongo Batrachochytrium dendrobatidis provoca la quitridriomicosis, una enfermedad que afecta a la mayoría de especies de anfibios del mundo

Canarias Noticias - 29/03/2019

Batrachochytrium dendrobatidis es el causante del declive generalizado y la extinción de especies de ranas y sapos en todo el mundo. El hongo es originario de Asia, donde las especies locales parecen no verse afectadas por la enfermedad que provoca.   

 

La quitridiomicosis ataca la piel de los anfibios e impide la correcta regulación del agua y los electrolitos generando un fallo cardiaco en los animales

La quitridiomicosis ataca la piel de los anfibios e impide la correcta regulación del agua y los electrolitos generando un fallo cardiaco en los animales. “Se trata de una enfermedad muy virulenta que afecta a la fauna silvestre y está contribuyendo a la llamada Sexta Extinción masiva de especies en la Tierra”, explica Ben Scheele, investigador de la Universidad Nacional de Australia e investigador principal del trabajo publicado en Science

El equipo de científicos, entre los que participa Ignacio De La Riva del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), ha comprobado que la quitridriomicosis afecta al menos a 501 especies de anfibios, de las que ha llevado a la extinción a 90, en más de 60 países del mundo. 

Los investigadores confirman que este hongo quitridio es la especie invasora más destructiva que se conoce, ya que ha provocado la mayor pérdida de biodiversidad asociada a una enfermedad en la historia del planeta. Hasta la fecha, Sudamérica y Australia son las regiones más afectadas.  

Los programas de conservación y nuevas técnicas de reintroducción en Australia han evitado la extinción de algunas especies, pero es realmente complicado eliminar el hongo de un ecosistema, en parte porque hay especies a las que la enfermedad no les afecta. “Por un lado, es bueno que haya especies resistentes pero, por otro, ello significa que dichas especies portan el patógeno y actúan como reservorios permanentes del hongo”, reflexiona el investigador australiano.

El artículo recopila la información de la que se dispone de la enfermedad y pone el acento en la necesidad de regular tanto el comercio internacional de especies como la bioseguridad en las fronteras, ya que han identificado muchas especies que corren un alto riesgo de desaparecer en las próximas dos décadas.

Los anfibios próximamente en peligro

“Hemos perdido algunas especies realmente asombrosas, conocer qué especies están en riesgo puede ayudar a dirigir la investigación futura para desarrollar acciones de conservación”, indica Scheele.

La globalización y el comercio de especies silvestres son las principales causas que permiten que se mantenga la propagación de esta pandemia mundial

“Los seres humanos estamos moviendo animales y plantas por todo el mundo, provocando así la presencia de patógenos potencialmente peligrosos en áreas nuevas. La globalización y el comercio de especies silvestres son las principales causas que permiten que se mantenga la propagación de esta pandemia mundial”, continúa.

Sudamérica es la región del planeta que más anfibios alberga con más de un tercio de las casi 8.000 especies conocidas de anfibios. Las regiones tropicales de América constituyen la zona del mundo con mayor diversidad de esta clase de vertebrados, y a la vez la que más ha sufrido los efectos de la quitridiomicosis.

“El efecto de la enfermedad en los Andes ha sido absolutamente catastrófico. Nuestros estudios ya habían revelado la posible extinción de varias especies y la disminución de muchas otras, sobre todo en los bosques andinos”, explica Ignacio De la Riva, investigador del MNCN. 

Un estudio previo, que De la Riva firmaba junto a la investigadora de la Universidad de Puerto Rico, Patricia Burrowes, confirmaba que, aunque el ser humano es con seguridad el último responsable de la dispersión inicial de la enfermedad, las aves acuáticas podrían ser potenciales dispersores del hongo patógeno en estos ecosistemas complejos, lo que multiplicaría su efecto.

“En este estudio internacional hemos reunido y analizado toda la evidencia acumulada en los últimos años para revelar la verdadera dimensión del problema a nivel global”, relata Burrowes. El estudio ha contado con la colaboración de 41 expertos en anfibios y enfermedades de la vida silvestre de todo el mundo, lo que ha permitido obtener información de primera mano sobre lo que ha estado sucediendo en los distintos países en las últimas décadas, así como de la situación actual.  

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