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TRENES DE LA VIDA

Hay trenes que sólo pasan una vez en la vida de las personas. El fútbol canario ha dado grandes jugadores, algunos de los cuales pudieron subirse al tren de algunos equipos importantes, como es el caso, por nombrar a algunos de los jugadotes que están en activo o dejaron de serlo no hace mucho, Juan Carlos Valerón (que, tras pasar por el Atlético de Madrid, condujo al Deportivo de la Coruña a las semifinales de la Champions, a ser campeón de la Copa del Rey, así como de la Supercopa de España en dos ocasiones, y que fue catalogado como uno de los mejores centrocampistas de Europa) y David Silva (campéon de la Copa del Rey con el Valencia, campeón de la Premier League inglesa con el Manchester City en tres ocasiones y campeón con la Selección de España de la Copa del Mundo del 2010 y de dos Eurocopas en los años 2008 y 2012).

 

Si nos remontamos a épocas más antiguas hay que nombrar a Antonio Betancort y a Luis Molowny. Betancort es el mejor portero que ha dado el fútbol canario. Obtuvo en el R. Madrid dos Trofeos Zamora y conquistó la sexta Copa de Europa en 1966. De aquel equipo se recuerda con frecuencia a Amancio, Serena, Pirri, Velázquez y otros jugadores del denominado „Madrid ye-yé“, pero se olvida la actuación épica de Betancort en el partido de ida de las semifinales de aquella Copa de Europa jugado contra el Inter de Milán en Madrid. En aquel partido Betancort se lesionó y por entonces no estaba permitido hacer cambio alguno. Arrastrando una pierna como podia durante todo el segundo tiempo y apoyándose en los palos de la porteria para no caerse cuando el balón estaba lejos de ella, parece casi un milagro que aquel poderoso Inter de Helenio Herrera no pudiera marcarle un gol. En internet (entre otros. archivo del NODO) se pueden ver algunas imágenes de Betancort cojeando y parando los ataques del Inter, sin que sus grandes estrellas, Suárez, Peiró, Corso, Jair y Mazzola, pudieran hacerle un gol. Gracias a ello el Madrid pudo, tras empatar a uno en el partido de vuelta en Milán, pasar a la final de la Copa de Europa y conquistarla.

 

Luis Molowny fur un gran jugador y, según los que le trataron, mejor persona, que supo subirse al tren en el momento oportuno que lo marcó para toda su vida profesional, primero como jugador y luego como entrenador.Tras proclamarse campeón de Canarias con el Marino de Las Palmas, varios equipos quisieron ficharle en el verano de 1946. Cuentan las crónicas que el Barcelona mandó un representante por barco para negociar su fichaje. Eso lo leyó Santiago Bernabéu estando de viaje en tren hacia Barcelona, tras bajarse en una parada del tren en Reus para comprar un periódico. Entonces, después de encontrar un teléfono, llamó a Quincoces, secretario técnico del R. Madrid, y le ordenó que tomase un avión para fichar a Molowny. Se organizó un partido en Las Palmas para que el emisario de Madrid evaluase mejor al jugador. Tras el partido, Quincoces no quedó muy convencido y se lo dijo a Bernabéu. Pero éste le respondió y ordenó: „tú fichale y déjate de hostias, ya hablaremos“. Ese „ya hablaremos“, mientras el barco con el representante del „Més que un club“ todavia estaba navegando, significó que „El Mangas“, tras subirse al tren del R.Madrid, ganase, entre otros trofeos, dos Ligas y la primera Copa de Europa, jugando, entre otros, con Rial, Di Stéfano y Gento, al participar en dos eliminatorias de la competición europea.

 

En todas las épocas ha habido „antis“, Manolos y demás Torres. Molowny también tuvo detractores que aprovechaban cualquier ocasión para criticarle, incluso diciendo que no sabia atarse los cordones de las botas. En un partido celebrado poco después de que se repitieran las críticas sucedió, según un tio mio que estuvo en el estadio, que Molowny marcó un gol de antología. Tras hacerlo, se agachó para hacer como si se estaba atando las botas.

 

Como entrenador del R.Madrid, Molowny ganó varios campeonatos, entre otros, tres Ligas y dos Copas de la UEFA, lo que ahora sería la „Europa League“. Es conocido el aprecio que le tenian los jugadores, que se referian a él cariñosamente como „el tio Luis“, así como sus legendarias e inolvidables instrucciones tácticas (Vamos chicos, salid al campo y jugad como sabeis).

 

Morera, primer canario que jugó en el R. Madrid en 1929, y, entre otros, Marrero, Valle, Arocha, Miranda, Gallardo, Molowny, Cabrera, Hilario, Felo, Betancort, Pantaleón y Sandro Sierra, supieron subirse a ese tren, aunque, dependiendo de varios factores, su trayecto fue diverso en cuanto duración y éxitos. Pero otros jugadores, como los no canarios Mendieta, Ayala, Cazorla y Gayá, que tuvieron un pie en un escalón para subir a ese tren, no quisieron, pudieron o se atrevieron hacerlo por presiones de los presidentes de sus respectivos equipos y de algunos aficionados fanáticos, amenazando incluso al jugador y sus familiares. Mientras en la mayoría de los paises europeos no es nada raro que los jugadores cambien de club, incluso entre los llamados grandes (baste como ejemplo el elevado número de jugadores del Dortmund y otros equipos alemanes que en las últimas diez temporadas han sido fichados por el Bayern de Munich sin grandes "dramas" por parte de los presidentes y los aficionados de los otros equipos), en España constituye casi un delito el que un jugador de, por ejemplo, el Sevilla, Valencia, del Atletico de Madrid o de Bilbao se atreva a decir que le gustaria jugar en el Madrid. Como la faena humana, profesional y deportiva a esos jugadores que podrian haberse subido al tren del R. Madrid era más que evidente, esos presidentes vendieron poco después a los Mendietas y Cazorlas de turno a equipos extranjeros (con el beneplácito de los hinchas fanáticos), lo cual nunca pudo compensar el que, por ejemplo, Mendieta, Ayala, Cazorla y Gayá no puedieran ganar una Champions.

 

Desgraciadamente, algunos futbolistas canarios, tras haberse subido a un buen tren profesional y a pesar de su talento, en parte, no supieron o desecharon las oportunidades que se les concedieron, y, por otra parte, el infortunio, con lesiones graves, así como, al parecer, las no demasiadas buenas compañias, se cebaron en ellos. Este es el caso de Jesé, que tras haber pertenecido a la plantilla del R. Madrid que ganó la Champions y el Mundial de clubs en el 2014, teniendo un gran futuro ante sí, ahora maljuega en equipos de baja calidad.

 

Luego están aquellos que viajando bien en el tren del R. Madrid se bajan en marcha. Es el caso de Özil y Di Maria, que malaconsejados por sus representantes y los „antis“ de turno, exigieron un aumento considerable de su ficha, amenazando si no, como sucedió, con irse, pero con la importante diferencia que fue el club al final el que les indicó la puerta de salida. Con el paso del tiempo comprobaron su error y que en determinados trenes la institución está por encima de los jugadores, técnicos y directivos.

 

También Zidane se bajó en marcha del tren y, al intuir el descenso del nivel de juego del equipo (quitando al Madrid de Di Stéfano, los ciclos de losgrandes equipos que han ganado repetidamente la Champions han sido de tres años, como el Ajax, el Bayern y el Milán) se apresuró a dejar el Madrid. Zidane fue un extraordinario jugador y un entrenador que ganó bastantes títulos con el Madrid, pero el oir las charlas y las instrucciones técnicas que dió a los jugadores en el descanso de las finales de las tres últimas Champions reflejadas en las peliculas "En el corazón de ..." levanta más que dudas sobre sus cualidades como entrenador. A Zidane hay que decirle que el capitán de un barco o el entrenador de un equipo debe ser el último en abandonarlo cuando hace aguas o tenga vistas de hacerlo.

 

Parecidas palabras se merece Cristiano Ronaldo, del que nunca se tuvo la impresión que estuviera identificado con la camiseta que llevaba y con el club en donde jugaba, y sólo parecia estar contento cuando marcaba algún gol, sin parecer importarle si con ello el Madrid ganaba o perdia el partido. Lo importante era regar su ego y narcisismo con goles propios. Los aficionados del Madrid suelen olvidar bastantes cosas, pero dificilmente podrán perdonar el numerito que formó Cristiano Ronaldo cuando el Madrid ganó la última Champions a los pocos minutos de haber finalizado el partido, Ronaldo, en vez de manifestar la lógica alegría de haber ganado la Champions en tres temporadas consecutivas, comenzó en el terreno de juego a „filosofear“ con cara seria y un no se qué de „fue bonito mientras duró“.

 

Un triunfo así, consiguiendo un récord que tardará mucho en igualarse, constituye uno de los máximos logros que puede alcanzar un futbolista profesional y el festejarlo de forma sana junto a los jóvenes jugadores reservas que no jugaron la final deberia ser casi una obligación dentro de la ley de vida deportiva de todo jugador. Pero debido a la actitud de Ronaldo el viaje de vuelta en avión desde Kiev a Madrid tras ganar la últimaChampions fue algo parecido a un velatorio o un entierro.

 

Los aficionados madridistas quizá recordarán siempre a un Ronaldo, pero probablemente no a ese Cristiano, sino al futbolísticamente mejor, más completo y con mayor talento: a Ronaldo Nazario de Lima. Cristiano Ronaldo pasará a la historia del R.Madrid como un gran goleador, sin más, que se bajó de una manera no excesivamente buena del mejor tren deportivo que nunca jamás podrá tener en su vida.

Dudo bastante que alguna vez llegue a jugar con ex-jugadores del R.Madrid en partidos benéficos, como, entre otros, en los partidos de las leyendas del denominado "Corazón Classic Match".

 

El tiempo, como casi siempre, pondrá a cada uno en su sitio. Y algunos trenes seguirán pasando sólo una vez.

 

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