Tras decir Rafa Nadal lo que pensaba, por lo menos, los dos tercios de España: que tras la formación del gobierno Frankenstein, con un presidente que sólo le faltan los tornillitos como cuernos en su frente para también ser Frankenstein, con la ansiada llegada al poder del que nunca ha ganado unas elecciones, sino obtenido cada vez menos votos, gracias a coaliciones con los separatistas catalanes, los podemistas y los simpatizantes de los terroristas de ETA, y afirmar que lo más sensato sería convocar nuevas elecciones cuanto antes, entonces rápidamente salieron los „antis“, los del colmillo retorcido, rezumando bilis y afirmando que lo de Nadal sólo era una cuestión de músculos, sin tener el talento de otros tenistas. Cuando ganó su undécimo Roland Garros (se dice pronto), los medios de comunicación afines al Prisoe procuraron ocultar su triunfo, con fotografias marginales, mientras la prensa separatista pretendía restar méritos a esos once triunfos a los que sólo pueden acceder los más grandes con humildad.
Si en vez de haber fichado por el R. Madrid, Lopetegui lo hubiera hecho por el Barcelona, ahora, esos mismos que critican al Lopetegui y al Madrid, empezando por Rubiales, siguiendo con los chaqueteros del puño levantado hasta los demás Sámanos, estarian escribiendo maravillosas odas sobre la profesionalidad de Lopetegui, afirmando que lo daria todo por la Selección y por el Barcelona.
Mientras tanto, X. Hernández, ese aspirante a separatista que intentaba hacer las alineaciones del Marqués, ninguneando a otros jugadores, y al que le dieron el premio „Príncipe de Asturias“ (manda memoles) afirma que la destitución de Lopetegui es buena para la Federación, repitiendo esa palabra varias veces, pareciendo que el decir lo más lógico en la formación y sentido de la frase, esto es, que seria „bueno para España“ le quema la lengua.
Todo elllo, y muchas cosas más, recuerda aquello de „mala gente que camina y va apestando la tierra“-
Se les ve la oreja. Y mucho.
Juan Fernandez Sanchez, Stuttgart
