ÚLTIMA HORA

¡NO SERVIMOS A CANARIAS!

José Fco. Fernández Belda

Viviendo en San Borondón

Los adictos al comercio electrónico y los que compramos por Internet esporádicamente, estamos hartos de que después de haber llenado la celebérrima cesta de la compra, tras haber navegado por un buen rato en la web del presunto proveedor de aquello que necesitamos, se pasa a la parte de pagar y a indicar cual es nuestro domicilio para el envío. Y es aquí cuando con más frecuencia de la deseada, podemos encontrarnos con un aviso que nos advierte “¡lo sentimos, no servimos a Canarias!” Y así queda nuestro gozo en un pozo.

He oído a muchos tertulianos, obviamente desinformados o sectarios, que de todo hay en el mundo cada vez más caótico, anárquico y falsario de lo que se llaman medios de comunicación y redes sociales, exclamar histriónicamente, con o sin rasgado de unas vestiduras que tal vez compraron en tiendas de alto standing y la cosa no está para performances no pagados, que la empresa proveedora nos trata como una colonia y nos desprecia... ¡y dos huevos duros!, apostillaría enfáticamente Felipe González.

Y cada vez que los escucho, reconozco que en cortes de audio o vídeo con los que me torturan algunos conocidos que me los remiten, me pregunto si realmente hablan en serio o saben lo que dicen, cuando afirman que esas empresas no quieren vender en Canarias por oscuras razones o por pura supremacía colonialista. Y como es difícil de aceptar que una empresa especializada en vender por Internet sus productos en casi cualquier parte del mundo y en particular enviar a nuestro entorno macaronésico, es decir Azores, Madeira, Cabo Verde, Marruecos, Mauritania, Senegal, etc., quiera marginar a Canarias, habrá que pensar lógicamente que las causas no hay que buscarlas fuera de nuestra casa sino dentro del Gobierno de Canarias.

Hace unos días propuse preguntar el porqué de esta anómala, cabreante y extraña situación en un programa político que se emitía en la emisora Radio Las Palmas el pasado día 17 de enero. La verdad es que estaba, y sigo estando, muy molesto porque hacía ya un tiempito que había pedido dos álbumes de fotos con mis publicaciones en Facebook a un proveedor que tiene su sede en Holanda y aún espero recibir uno de ellos, aunque con esperanza incierta. Uno de ellos me llegó, tres semanas después del plazo previsto, con factura sorpresa de impuestos locales más unos supuestos gastos de gestión no solicitados y cuyo importe total superaba el precio de compra que ya había abonado al proveedor con los gastos de envío incluidos.

Ese día en que hice la pregunta, reconozco que ya sabiendo la respuesta, por fortuna estaba Javier Sánchez Simón en la tertulia y pudo explicar con suma claridad cual era el problema que tenía muy mosqueados a tanta gente en Canarias. Explicó que la culpa era, como no podía ser de otra forma, del Gobierno de Canarias a la hora de aplicar nuestro especial REF, Régimen Económico y Fiscal, al haber creado una barrera burocrática con un papeleo propio que hace que a las empresas de fuera del Archipiélago no les resulte rentable, y a veces hasta muy complicado de cumplimentar ese marasmo artificial que son los documentos de importación específicos exigidos por el Gobierno de Canarias.

Y esto es así para la mayoría de los proveedores externos, salvo que sean grandes empresas o grupos de distribución que pueden permitirse especializar a algunos empleados para atender en exclusiva el papeleo con las importaciones y exportaciones que se quieren realizar en Canarias. Y, por cierto, el problema no sólo está con las compras por Internet, también lo tienen los artistas locales que quieren vender o exponer sus obras fuera de nuestra tierra. Aclaraba Sánchez Simón, que la solución era técnicamente muy fácil, bastaba conque las haciendas locales y estatales se sentaran a resolver el problema, que con los medios informáticos actuales, sería cosa muy fácil, siempre que el ego de unos les impidiera ser cola de león para pretender ser cabecita de ratoncito, aparentando gran solvencia y saliendo en las fotos como grandes gestores nacionalistas, aunque con ello se perjudique y moleste a la mayoría de los contribuyentes.

Por todo ello, cuando me sale en el ordenador esa frase maldita de “no servimos a Canarias”, mi mente la aplica de inmediato a los políticos, con al menos una doble interpretación de la palabra “servimos”. De un lado, la cada vez más patente realidad de que ellos no sirven, es decir, estorban a Canarias. Y de otra parte, que ellos no prestan un servicio a Canarias, sino que en realidad sirven a sus cabecillas de Madrid, o colegas coyunturales, que son los que los mantienen en sus puestos. Y mientras tanto, los ciudadanos a creer en pajaritos preñados, eso sí en nuestro caso, de color amarillo y trinando alborotados isas o folias.

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