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¿NO ES URGENTE LA FORMACIÓN DE UN GOBIERNO A NIVEL ESTATAL?

De verdad, no sé por dónde empezar. Pero por algún sitio hay que hacerlo. Hemos padecido los españoles un largo periodo electoral que acabó teóricamente. Ya se realizaron las elecciones generales del 28-A, y las municipales, autonómicas y europeas del 26-M. ¿Se acabó el período electoral? ¿O seguimos inmersos en él? Las elecciones, que yo sepa, son para elegir a nuestros gobernantes. Y una vez elegidos, en buena lógica se tendrían que poner manos a la obra con la mayor prontitud posible para formar gobierno. Pero vemos que no es así. Se lo toman con tranquilidad, como comentaré más adelante. ¿Es que la sociedad española no tiene numerosos y acuciantes problemas? Recuerdo alguno de ellos: creciente desigualdad, paro y precariedad, desahucios, pobreza energética, la reforma de las pensiones, contaminación ambiental, y, sobre todo, el más importante, la vertebración territorial, el problema catalán, bueno catalán, no, español. Insisto, se lo toman con calma. ¿Esperan que se solucionen esos problemas por sí mismos?

El gobierno de Pedro Sánchez antes del 28-A aducía que como era provisional o en funciones, no podía abordar todos esos problemas por su extraordinaria complejidad. Había que esperar las elecciones del 28-A para iniciar los trámites para su formación. Se realizan estas, evidentemente que hay que respetar un calendario para la constitución del gobierno, pero lo cierto es que no se negocia, y si se negocia por lo menos no se conoce fruto alguno de ella, en aras a agilizar su formación del gobierno, porque había que esperar a las elecciones del 26-M. Se realizan estas- ahora tampoco se negocia, y si se negocia tampoco se conoce fruto alguno de ella -, hay que esperar a los pactos para la constitución de los gobiernos municipales y autonómicos. Que yo sepa la composición del Congreso de los Diputados no ha sido modificada por las elecciones del 26-M. Unidas Podemos tiene los mismos diputados tras el 26-M, que tenía tras el 28-A. Sánchez y los militantes socialistas no deberíamos olvidar, es de bien nacido el ser agradecidos, aunque tal comportamiento no es usual en política, que la moción de censura no hubiera salido adelante sin el apoyo prácticamente incondicional de Unidos Podemos. Y participar en unas elecciones, desde la Moncloa, empezando porque desde allí se toma la decisión de su convocatoria de acuerdo con sus propios intereses políticos, no es lo mismo que desde la oposición.

Si ya nos marearon con las elecciones ahora viene el suplicio de los pactos. Me detendré primero en las elecciones y luego en los pactos.

En los procesos electorales nos entretuvieron con los debates, que si en la televisión pública o en Atresmedia. Por cierto, debates, ¿Qué debates? Si cada cual iba con su catecismo a soltar lo que los asesores del partido le habían indicado. Lo que dijera el contrincante les daba igual. Por supuesto, en las diferentes intervenciones no faltaban los insultos. Deben ser más rentables electoralmente que las propuestas programáticas. Ni que decir tiene que a la hora de hacer las valoraciones de los intervinientes, muchos medios ya las habían escrito con anterioridad al debate. Según el medio, todo el mundo sabemos a grandes rasgos cuál va a ser su orientación.

Los programas electorales, que nadie los lee, buzoneados junto con las papeletas de los partidos, todos sabemos dónde acaban en su mayoría... Yo, tengo la rara costumbre, puede que un tanto masoquista, de leerlos. Y en ellos, me llama la atención que aparezcan “60 propuestas” o en algunos más ambiciosos, “100 propuestas”. ¿Por qué siempre son cifras redondas 60 o 100? ¿Cuándo llegan a esas cifras se les agota la imaginación a los grandes ideólogos de los partidos políticos?

Por supuesto, en las fechas previas a las elecciones hay un despliegue impresionante de inauguraciones de calles, de hospitales, polideportivo, colegios… Si están sin acabar es irrelevante. Y también llama la atención de la presencia de los candidatos durante la campaña en campos de fútbol, procesiones, granjas agrícolas, fábricas, hospitales, asilos, colegios, etc. No hay lugar que se les resista. Si tienen que disfrazarse se disfrazan con lo que sea. Los más llamativos son los de las visitas a algunas fábricas, con una gorra; una mascarilla; un delantal de plástico; guantes limpios y sin roturas y calzado exclusivo. Y aparentan que el disfraz lo han llevado toda la vida. Si van al campo, se suben al tractor, también como si lo hubieran hecho toda su vida. Si es a una explotación ganadera y tienen que fotografiarse y besar a una vaca o a un cordero, tampoco hay problema.

Dejemos las elecciones y pasemos a los pactos. Éramos pocos y parió la burra. Realmente los españoles tenemos más paciencia que el Santo Job. Todo puro teatro. Antonio García Ferreras en Al Rojo vivo, pregunta al portavoz de un partido, da igual, con quién van pactar. La respuesta es conocida de antemano, y a pesar de ello, Ferreras sigue preguntando a otro portavoz. “Nosotros no intercambiamos sillones. Nosotros somos responsables.

Contrastaremos programas y en base a ello negociaremos. Siempre lo hemos hecho así. Porque nuestro objetivo como partido responsable ha sido siempre el interés del pueblo español.” Se repiten como loritos. El programa se lo pasan por el forro. De verdad, nos toman por gilipollas. Todo puro teatro. Estoy convencido que esos pactos están decididos o se están decidiendo en poderosos cenáculos. Por supuesto, los pactos para la DGA y los ayuntamientos más importantes de nuestra comunidad aragonesa se realizan en Madrid, Rompeolas de las Españas. Ahora me viene a la memoria las palabras de Sánchez cuando dijo que determinados poderes económicos y mediáticos lo habían apartado, para que gobernase Rajoy. ¿Se nos había olvidado?

Como decía al principio que pacten lo que tengan que pactar y con quien sea. En todo caso, los pactos posibles para la formación de los gobiernos municipales y autonómicos no deberían entorpecer ni retrasar la formación del gobierno a nivel estatal. Sé que decir esto es pecar de ingenuidad. Admito mi ingenuidad, pero también tengo derecho como ciudadano a acusar a nuestra clase política de irresponsabilidad, ya que no tiene prisa alguna para constituir un gobierno a nivel estatal , y así empezar a tomar medidas para solucionar los muchos y graves problemas que aquejan a la sociedad española, y que ya he citado anteriormente. ¿No es urgente la formación de un gobierno a nivel estatal? En la pregunta está implícita la respuesta.

Cándido Marquesán

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