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LOS "ANTIS"

En España se han convertido en una plaga. Claro que existen en otros paises, pero, acorde a la experiencia de residir en el extranjero durante 35 años, en mucho menor número. Los hay en contra de una determinada actividad (por ejemplo, los antitaurinos),  contra equipos de fútbol (aquí llevándose la palma los antimadridistas), contra religiones (sobre todo, los anticatólicos) y en contra de determinadas personas. Las causas del “antismo” son diversas. En la mayoría de los casos se debe a la incapacidad intelectual, a la falta de talento, de conocimientos o actitud para vencer o superar a un adversario, por ejemplo, en la política o en el deporte. Es el caso de Pedro Sánchez, que en vez de intentar convencer a los ciudadanos con argumentos válidos para que le voten, basa su política en ser “anti-Rajoy”, yendo así a piñon fijo y llevando a la ruina al PSOE, perdiendo elección tras elección.

 En muchos casos hay en el “antismo” una envidia de fondo, sabedor el “anti” que él mismo, su equipo de fútbol o su partido político, nunca, por diversos motivos, llegará a ser o alcanzar lo que consiguen otros. Y es que la verdadera fiesta nacional en España no son los toros, sino la envidia.

 En el “ranking” religioso ocupan  los “anticatólicos” el primer lugar. Argumentan sus ataques con peculiares libertades de expresión, pero llama la atención que no actúen igual contra otras religiones. Por ejemplo, la señorita Maestre, cuando participó en el asalto a una Capilla vociferando perlas cultivadas, no vio nada “malo” o insultante en que “mostrara un torso desnudo” (finolis ella), pero se desconoce el por qué no hace lo mismo en otros lugares religiosos, por ejemplo, en una mezquita, si tanto la molesta las religiones y dice luchar por los derechos y libertades de las mujeres.

 Un factor adicional a muchos “antismos” es la violencia, sea de palabra o de hechos, como la de los antitaurinos que desearon la muerte de Adrián, un niño gravemente enfermo, porque soñaba con ser torero. Y a la violencia se une la incongruencia. Los “antis” incongruentes son aquellos que van contra cosas que ellos mismos predican o dicen luchar para mejorar la vida de los trabajadores. Es el caso de Iglesias, “anti” de muchas cosas y personas, entre otras, de Amancio Ortega, fundador de Zara, que comenzó a trabajar a los catorce años (no como el populista oportunista de grandes ocurrencias) en tiendas de ropa, para más tarde crear su propia empresa, inicalmente en un modesto taller. Gracias a su esfuerzo, talento, conociemento y perfeccionamento (lo que les falta a muchos charlatanes) ha llevado a Zara al lugar que ocupa, pero, sin olvidarse de sus orígenes, ayuda a los trabajadores y hace magníficas donaciones. Desconocemos si Iglesias hace también donaciones a los trabajadores con los modestos ingresos que tuvo como asesor del chavismo y su actual modesto sueldo de parlamentario.

 El “antismo” en el deporte va camino de convertirse en una de las características de la “marca España”, a la par de la paella, el jamón serrano y otras cosas. Los antimadridistas constituyen una de las variantes más víricas de estos tipos de “antis”, con mutaciones tóxicas, presumiendo los personajes con orgullo de serlo. El dia de la final de la Champions de fútbol en Cardiff, los dos diarios deportivos de Cataluña escribian a grandes titulares en toda su portada: “Forza Juve” , “Forza Alves” , mientras los dos grandes periódicos de Cataluña no ocultaban sus preferencias, y la muy presentable TV-3 catalana hacia videos y programas con el más puro y virulento “antismo”. Y a otros medios de comunicación de España, a pesar de pretender ser objetivos, se les vio mucho el plumero, cosa impensable en otros paises, en donde la rivalidad deportiva no lleva, por ejemplo, a “anti-Liverpool”, “anti-Chelsea”, “anti-Dortmund” o “anri-Bayern” y que deseen que otro equipo de su propio pais pierda una final de Chmapions.

 Pero resulta que en esa final hubo varias imágenes significativas. Una de ellas, la de Asensio, abrazado a muchos aficionados en la grada tras marcar el cuarto gol. Asensio, que a pesar de su juventud, muestra unas grandes cualidades y va camino de convertirse en un jugador de nivel parecido al de grandes predecesores, entre otros, el inolvidable y mítico Luis Molowny, fiel representante del fútbol canario, que tras marcar “rehusó” el abrazo de otros jugadores, para irse directamente a los aficionados. Esa imagen refleja la alegria y el reconocimiento del apoyo de miles de personas, muchas de ellas que tuvieron que pegarse la paliza de levantarse a las tres de la madrugada de ese sábado para coger el avión, luego un autobus, animar al equipo y hacer el viaje de regreso en la siguente madrugada. Es la foto de la unión de la afición con el talento, presente y futuro de un club único, que hizo, hace y seguirá haciendo historia, le guste o no a los “antis”.

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