ÚLTIMA HORA

LLORO POR TÍ, VENEZUELA

José Fco. Fernández Belda

Viviendo en San Borondón

Muchos canarios vemos a Venezuela como la octava o novena isla del Archipiélago, según se cuente o no a La Graciosa como isla o como islote. Vemos una tierra que antaño fue de acogida que hoy está desbastada y corrompida por un régimen tiránico que tiene como divisa el hambre, la miseria y el éxodo masivo de todo el que puede huir.

Todo el proceso vivido o leído en los últimos años, a los que ya peinamos canas, nos evoca con pena y dolor lo que en los años 50 sucedía en Cuba con la llegada a La Habana desde Sierra Maestra de Fidel Castro y los suyos. Arropado en promesas de paz, libertad y con una gran Cruz, engañó a todo el mundo para de inmediato implantar el régimen comunista que padece la isla cárcel desde entonces. Se expropió y arruinó a muchos canarios que allí habían trabajado duramente para labrarse su futuro. Por cierto, compatriotas nuestros a los que todos los gobiernos de España habidos desde entonces no han querido apoyar sus reivindicaciones y las más que justas indemnizaciones. La historia y la indignidad se repite ahora de nuevo.

Y al hilo de lo que hasta el momento de redactar estas líneas he podido leer sobre la situación de terror vivida por Leopoldo López y su familia, me hago unas primeras reflexiones a la espera de conocer con detalle y veracidad la historia de lo sucedido, a la vista de los hechos. En primer lugar, temiendo por su vida y la de su familia, Leopoldo López intentó refugiarse en la embajada de Chile. Eso parece indicar lo poco que se fiaba del Gobierno de España, posiblemente teniendo en cuenta el papel preponderante que sobre las reivindicaciones de libertad del pueblo venezolano, Rajoy y el Dr. Sánchez, habían concedido al infame Zapatero. Sólo después de la negativa chilena a acogerlos, por las razones que fueran, se dirigieron a la embajada española. Por cierto, ayudados por militares y policías venezolanos.

En segundo lugar, si es cierto que Leopoldo López tiene la doble nacionalidad, española y venezolana, extremo que el Gobierno de España no ha querido corroborar acogiéndose a la ley de protección de datos, nada podía hacer el embajador para no permitirles la entrada sin que el impedirlo no fuera un escándalo político y humanitario de primera magnitud internacional, que hubiera alineado sin careta alguna al gobierno del Dr. Sánchez con los regímenes comunistas más abyectos, como son en esa zona el cubano y el de Maduro.

En tercer lugar, me siento abochornado como español, ante la ausencia de reacción inmediata a los últimos sucesos venezolanos del Gobierno de España, presidido por el Dr. Sánchez y muy apoyado por los amigos y cómplices del gobierno chavista que son los de Podemos. No fue casual, a mi entender, la inmediata reacción de apoyo al régimen tiránico de Maduro, controlado por Cuba, del “cenizo”, “aburrido” “Pitufo gruñón”, como Pablo Iglesias apodaba al hoy su abducido socio Alberto Garzón. Tampoco se hizo esperar por parte de Iglesias el desvelar unas supuestas, aunque verosímiles, opiniones del ministro Borrell sobre el reconocimiento de Juan Guaidó como Presidente de Venezuela, por cierto reconocido como tal por el Gobierno de España.

La no reacción del Dr. Sánchez, ni el no salir de inmediato a desmentir a Iglesias en defensa de su propio gobierno, hasta ahora el escupido Borrell es su ministro de asuntos exteriores, puede significar su estado de estupor ante la inesperada presencia de un ciudadano español en nuestra embajada en Caracas huyendo de ser asesinado. Pero también puede significar su gusto ideológico por esos regímenes tiránicos comunistas, o el miedo a cabrear a sus socios naturales que cada vez que se tercia renuevan su gusto por Maduro y por el liberticidio social-podemita.

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