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GOLDA MEIR FRENTE A YASIR ARAFAT (1 de 2)

José Fco. Fernández Belda

Viviendo en San Borondón

En estos días en que el Plan de Paz o el Acuerdo del Siglo sigue sobre la mesa, aunque por razones obvias esté dormitando, tal vez sea muy oportuno recordar algunas de las posturas mantenidas inicialmente por Israel frente a los grupos terroristas Al Fatah, liderado por el egipcio Yasir Afatar y el FLP con su Septiembre Negro, tal vez el más sanguinario liderado por el médico pediatra Georgia Habas, cuyas “hazañas” son realmente aterradoras, tanto que de alguna de ellas, tras reivindicar su autoría, luego se retractaron tras comprobar el horror y el rechazo mundial que produjeron y que poco ayudaban a la causa Palestina.

La gran periodista que fue Oriana Fallaci publicó en un libro titulado “Entrevista con la historia”, de 1972, una serie de entrevistas con algunos de los personajes de más relevancia política mundial, no necesariamente los más importantes ni más influyentes, sino los que ocupaban las páginas de la prensa internacional por unos u otros motivos. De esas entrevistas, hoy se van a recordar aquí dos, las realizadas a Golda Meir y a Yasir Arafat.

Oriana Fallaci reconoce en la entrevista que le hace a Golda Meir, que le causó una fascinación y una admiración que ella no oculta. Y eso es algo que suele suceder a quien se aproxima a la historia de aquellos días. Ella fue la tercera mujer Primer Ministro que hubo en el mundo, pero a pesar de ser socialista de acción y corazón, eso no la ha librado de tratar de ser ignorada en las relaciones de mujeres políticas de relevancia mundial. Su pecado, su imperdonable blasón, fue ser judía, israelí de elección y rusa ucraniana de nacimiento.

Casi al inicio de la entrevista, Oriana Fallaci le pregunta a bocajarro: “... Señora Meir, ¿cuándo llegará la paz a Oriente Medio? ¿Llegaremos a ver esta paz en el transcurso de nuestra vida?”. Su respuesta, que aunque parece dubitativa, refleja la determinación y la claridad de ideas de una mujer que ha de tomar duras decisiones cada día: “Usted sí, supongo. Espero… Quizá… No lo sé seguro. Creo que la guerra en Oriente Medio durará aún muchos, muchos años. Y le diré por qué. Por la indiferencia con que los dirigentes árabes envían a morir a su propia gente, por lo poco que cuenta para ellos la vida humana, por la incapacidad de los pueblos árabes para rebelarse y decir basta”.

“Señora Meir, … la guerra en Oriente Medio ha tomado un nuevo aspecto: el aspecto del terror, del terrorismo. ¿Qué piensa de este tipo de guerra y de los hombres que la dirigen? ¿De Arafat, por ejemplo, de Habash, de los jefes de Septiembre Negro?”, pregunta Fallaci.

“Pienso, sencillamente, que no son hombres. Ni siquiera les considero seres humanos, y lo peor que se puede decir de un hombre es que no es un ser humano... ¿Cómo se puede definir como «una guerra» a esto que hacen? ¿No recuerda la frase de Habash cuando hizo saltar un autobús lleno de niños israelíes?: «Lo mejor es matar a los israelíes cuando son todavía niños». La suya no es una guerra. Ni siquiera es un movimiento revolucionario porque un movimiento que aspira sólo a matar no puede definirse como revolucionario”.

“Señora Meir, ¿alguna vez ha matado a alguien?”, “No… He aprendido a disparar, naturalmente, pero nunca he llegado a matar a nadie. Lo digo sin alivio; no hay ninguna diferencia entre matar y tomar decisiones por las que se manda a los demás a matar. Es exactamente lo mismo. Tal vez peor...”. Poco se puede apostillar a estas sinceras respuestas.

José Fco. Fernández Belda

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