ÚLTIMA HORA

ÉTICA, ESTÉTICA Y PARLAMENTO

Sin ánimo de ofender a nadie, sin ánimo de ir en contra de la libertad de nadie, creo y estimo que el clima en las Cortes Generales, en los próximos meses puede deteriorarse gravemente. Debido a dos tipos de factores, quizás una estética no correcta, en gestos, palabras, vestido, actos, y en una ética deontológica deficiente, en discursos, improperios, acusaciones…

- No es nuevo este fenómeno, en el Parlamento Nacional o Cortes Generales, mirando nuestra propia historia. Ciertamente todos los parlamentos de todos los países y sociedades y Estados tienen normativas internas, que intentan fijar límites, en el vestido, formas, y desde luego en los límites de sus competencias.

Pero ahora nos fijaremos en dos tipos de cuestiones, una el vestido. Las Cortes Generales, y el Senado y el resto de parlamentos regionales, son, según sus competencias, el órgano máximo de representación popular o del pueblo. Es en sí mismo, sin exageración es, un espacio casi religioso, y por tanto, con una serie de rituales, podríamos indicar.

Por lo cual, cada persona, parlamentario en este caso, tiene una autoridad del pueblo, y es una persona que se le ha otorgado dicha autoridad, y es representante de dicha autoridad. Y todos debemos aceptar esa autoridad como creador, legislador, orientador y multitud de funciones, que todo Parlamento tiene en el mundo.

Legislar con una coma o un punto y aparte, de más o de menos, puede tener consecuencias, durante décadas en cientos de miles y millones de personas. El Parlamento no es una representación teatral, aunque si en el sentido original. El Parlamento desde el origen ateniense de la democracia, diríamos que es la “escenificación máxima del poder legislativo del pueblo”. O la expresión de la voluntad popular del pueblo según Rousseau. Y todo poder legislativo en cierto modo es ejecutivo y judicial, aunque exista la división de poderes, en mayor o menor grado de Montesquieu. Porque el Parlamento crea la ley. La gran Ley diríamos.

Igual que nadie va a una boda, si tiene vestido, sin decoro y sin una ropa correspondiente y todo lo demás, ni asiste a mil acontecimientos sociales e históricos, sin una estética correcta. Yo, estimo, yo, que salvo excepciones, me pongo una chaqueta, y aún más excepcionales una corbata. Yo, estimo y creo, que por el bien de todos, el bien máximo y el mal mínimo, que todo parlamentario, toda persona que va a Cortes Generales, que es un representante del pueblo, lo menos que se le puede exigir, lo menos que podemos esperar de dicha persona, tenga la ideología o edad que tenga, es ir vestido con chaqueta y corbata. Y el pueblo debe exigirlo, y el pueblo debe aceptarlo. Debemos exigir y debemos esperar una estética correcta, en el vestido, las formas, maneras, etc. Y los Reglamentos Internos deben no solo definirlos, sino aplicarlos.

- Toda actividad humana, durante estos siglos, desde la antigüedad, que empezó con Hipócrates, se empezó el primer código deontológico. Y desde entonces, en estos últimos siglos, se han diseñado códigos éticos o deontológicos según profesiones. Estimo y creo, que todo Parlamento y todo parlamentario a nivel mundial, debería además del Reglamento Interno, donde vienen algunas de estas normas, existir un Código Deontológico del Parlamentario y del Parlamento.

Cada persona individual, cada grupo político o sociopolítico, puede y debe tener una ideología, intereses, concepciones, fines o metas diferentes y diversos. Pero no se pueden admitir determinadas, formas de utilización del lenguaje, de gestos, de actos, de símbolos, etc.

El Parlamento se debe, la dignidad y el respeto a sí mismo, que por su concepción y esencialidad tiene y que se debe respeto a si mismo, y debe respeto y dignidad a millones de seres humanos que se ven reflejados en él. El Parlamento es la estructura que intenta describir y limitar las necesidades del corazón humano. Cosa que si pensásemos, nos daría enorme, temor y miedo. Porque el Parlamento en si mismo, como estructura u órgano humano, tiene en sí, lleva en sí, encerrado en su esencia, un poder enorme. Un poder de paz y de no-paz, a y en todos los sentidos. El Parlamento, sea Nacional o regional, es un espacio de ser o de estar, y fijar, espacios y tiempos de ser y de estar a millones de personas. Si pensáramos en dicha posibilidad, entrarían los parlamentarios a esos Lugares con sumo respeto y hablando en voz baja, como reflejo del respeto y dignidad, casi sagrada que ese Lugar en sí tiene.

Del Parlamento, en nuestro caso denominado Cortes Generales, surgen las fuentes y los ríos de la organización, en multitud de realidades del ser humano, de y desde todos los ámbitos de la vida. Las Cortes Generales, y el resto de Parlamentos Regionales, son más de lo que podemos sentir o pensar o percibir. Es en definitiva, los que nos diseñan, en muchos sentidos, nuestras vidas por dentro y por fuera. Creando posibilidades y límites, que nos condicionarán, durante décadas. No a una generación, sino a muchas…

Todo parlamentario, según sus posibilidades, inteligencia, conciencia, conocimientos, voluntad y, demás factores añadidos al ser humano, tiene la obligación de esforzase dentro de ese espacio, y fuera, de buscar el bien general, el bien común para la sociedad, la soberanía general, para la paz y el bien de esa sociedad.

Me temo que en las próximas semanas y meses, asistiremos a demasiados debates, demasiado agrios, utilizando palabras suaves. A nadie se le niega, su ideología y sus intereses, pero los parlamentarios, con palabras, mejor suaves y dignas, deben defender sus puntos de vista, pero sobretodo deben intentar pulir las normativas y leyes, para el bien común. Nadie puede tener la verdad absoluta, nadie el error absoluto. Todos y de todos pueden aprender y aprehender, ideas y argumentos y razones y matices y conceptos para crear artículos legales de Leyes lo más perfecta posibles. Porque de su acierto o desacierto, depende la felicidad o infelicidad, en mayor o menor grado de millones de personas, ahora y en generaciones futuras. Ci9ertamente, siempre moviéndose en el espacio de lo posible, prudente, real…

Espero y deseo en esta nueva Legislatura, que no disminuya el nivel ético deontológico y el nivel estético de las Cortes Generales. Espero y deseo, que sean conscientes, que es la representación máxima del Poder Legislativo de una sociedad y Estado frente a si misma, frente al mundo. Espero y deseo, que durante su tiempo libre los parlamentarios, se esfuercen en pensar artículos legislativos, que busquen el mayor grado de verdad y de bondad y de belleza y racionalidad y eficiencia, para el bien de millones de personas. Espero y deseo, que la prudencia y el sentido común y la racionalidad, no disminuya ostensiblemente, porque los peligros en el horizonte son grandes, en la situación actual que percibimos y oteamos y estamos situados. Paz y pan y bien, para nosotros y las próximas generaciones.

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