Todo empezó para facilitar la investidura de Sánchez como presidente del último gobierno: tú me das unos favoritismos, más subvenciones y más dinero para tapar en algo la gran deuda de la Generalidad catalana, yo te doy mi voto (y otros separatas se abstienen), que culminó con la bochornosa reunión de los pseudosuplantadores de Jefes de Estado, Torra y Sánchez, en Barcelona en diciembre de 2018.
Luego se han ido sumando poquitos a poquitos bajo el consentimiento del antiguo gobierno y el actual en funciones. Ante los graves hechos pasados y presentes sucedidos en Cataluña (en el parlamento catalán, en otras instituciones y en la calle, con una inseguridad de los ciudadanos en Barcelona alarmante, a lo cual se une lo que, al parecer, estaban preparando unos aspirantes a pseudoterroristas), el ministro del interior está "missing" o si se descuida y alguien consigue acercarle un micrófono, responde con un "no sabe, no contesta". La vicepresidenta en funciones y las "portavozas" del gobierno en funciones se salen también por los cerros de Úbeda, con alguna que otra perla cultivada, como aquello del incendio en "territorio catalán español" y a Sánchez, presidente en funciones del gobierno solo se le ocurre hablar de Franco en la ONU, ante el estupor de los asistentes, pues, por ejemplo, ni al presidente de Italia, ni a la canciller Merkel nunca se les ocurreria hablar en una sesión de la ONU, en vez del tema a debatir, hacerlo sobre Mussolini o Hitler, respectivamente.
Ya algún descerebrado separatista dijo solemnemente que para alcanzar la independencia tenia que haber muertos, lo cual fue jaleado por no pocos palmeros separatas, mientras otros, valientes ellos, miraban para otro lado. En caso de suceder, no extrañaria que TVE (ya saben, "la de todos" y magnificamente llevada por Rosa M Mateo) tras dar esa noticia en el telediario, a continuación el Franganillo de turno hablara de la tumba de Franco.
Si en algún momento hubiera muertos en relación con el separatismo catalán, no solo el o los asesinos serian culpables, sino muchos políticos, así como no pocos tertulianos, columnistas y periodistas de algunos medios de comunicación. Todos ellos con nombres y apellidos,
Juan Fernandez Sanchez
