¡Ay Sr. Ramírez! A usted que tanto le gusta recordarme cosas, hoy quiero devolverle el favor y recordarle lo que opinaba en el 2014, siendo concejal de la oposición.

Desde que estoy en política he ido pasando por todos los estados anímicos posibles: nerviosismo, alegría, impotencia, rabia, desesperación y, en estos momentos, decepción.

En el límite del municipio de Las Palmas de Gran Canaria, pegadito a Arucas y atravesando un túnel bicentenario, llegamos a uno de los pueblos con más historia: Tenoya.

Viviendas en las que las paredes rezuman aguas fecales, verlas correr por la acera y tener que bajarte a la carretera para no pisarla, escuchar el roer de las ratas, sentir las cucarachas corriendo y ver cómo llegan a las viviendas los excrementos

Dos razones me llevaron a participar en política: la indignación ante tanta corrupción, y el ver cómo, en época de crisis, tantas familias se hundían económicamente, mientras otros se enriquecían con nuestro dinero, con el dinero público.

La Metroguagua, el proyecto estrella del tripartito, será un gran agujero económico para nuestra ciudad, y voy a explicarles los motivos.

Casi todos nos hemos visto, en algún momento, en la necesidad o con las ganas de reformar nuestra casa.

Poco más de tres años llevo militando en una formación política y dos años y medio como concejal en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

Las cooperativas del taxi (Las Palmas y San Cristóbal) organizaron una asamblea para que el concejal de movilidad pudiera exponer a los taxistas el paquete de medidas que quiere implantar para el próximo año.

El pasado pleno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria presentamos una moción solicitando una rebaja del IBI de un 10%, algo totalmente factible en nuestro consistorio.