Mascarilla, antivirus y protección
El mundo que conocíamos hace apenas un año ha cambiado radicalmente. La presencia del virus COVID-19 ha hecho que las ciudades se transformen con la presencia de un elemento sencillo, pero indispensable para huir de la amenaza del contagio: las mascarillas.
Todas las autoridades sanitarias insisten en que usar mascarillas ffp2 es la mejor forma de poder estar cerca de otras personas sin riesgo de contagio.
Esta capa de material sanitario que se pone sobre boca y nariz sirve tanto para atrapar las partículas que salen de esos conductos al hablar y respirar como para impedir que las de los otros lleguen a entrar en contacto con nuestro cuerpo.
Una compañera inseparable
Tan efectiva resulta la mascarilla antivirus que ya no es solo una recomendación, sino que los distintos ministerios de Sanidad de la mayoría de países han impuesto su uso como la mejor herramienta para acabar con esta pandemia que se está llevando más vidas de las deseadas.
El uso de la mascarilla de manera habitual es un método sencillo, barato y poco molesto para evitar caer enfermo.
Y aunque no es una medida 100 % efectiva, hasta el momento y mientras no haya una vacuna útil y extendida entre toda la población, este es el único método que los ciudadanos pueden usar para hacer vida normal sin asumir demasiados riesgos.
Combinar el uso de mascarilla con otros elementos de seguridad
Junto con la mascarilla, el gel hidroalcohólico se ha convertido en el otro gran compañero de todas las personas en estos últimos meses.
No solo está presente en las entradas de comercios, oficinas y centros de trabajo, sino que la mayoría de personas llevan una botellita siempre a mano para poder utilizarla cada vez que tocan algo en un comercio, centro de trabajo o restaurante.
El gel hidroalcohólico, junto con el jabón de manos, ha demostrado sobrada eficiencia para eliminar la presencia del virus en la piel. Usarlo de manera habitual hace que el virus desaparezca de las manos y no pueda entrar en las mucosas cuando una persona se toca la cara.
Guardar las mascarillas cuando no se usan
El mayor problema que existe con las mascarillas es que la gente no sabe cómo guardarlas correctamente cuando no las está usando.
En muchas ocasiones, al acudir a un restaurante o terraza, se observa cómo muchas personas llevan la mascarilla en el cuello, el brazo o se la guardan hecha un nudo en el bolsillo.
Esto es un verdadero error, puesto que se está llevando la parte segura de la mascarilla a zonas que pueden estar sucias. Por ello, lo mejor es hacerse con un embalaje seguro en el que poder guardar las mascarillas e incluso el gel cuando no se está utilizando.
Manteniendo todas estas medidas de seguridad, es posible huir de la infección y hacer una vida lo más normal posible sin que la sombra del virus aceche demasiado. Con estas medidas, responsabilidad personal y extremando los cuidados y los contactos sociales, es posible mantener la salud y estar en plena forma.
