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Aumentan las reclamaciones contra las tarjetas revolving

Los pleitos por los intereses generados por este tipo de tarjetas de pago aplazado crecen apoyados por las sentencias de varios tribunales en favor de los perjudicados

Canarias Noticias - 12/02/2020

Las personas que contrataron en su momento una tarjeta revolving han visto en los últimos meses cómo se ha abierto una puerta de esperanza a la hora de reclamar por un producto financiero que, según las sentencias de diferentes tribunales, rozaba la usura debido a los altos intereses que generaba a los usuarios de la misma y que en muchos casos superaba el 20%.

Esta situación ha provocado un incremento en el número de pleitos de particulares que han visto cómo las tarjetas revolving no eran realmente el producto que ellos estaban contratando en sus entidades financieras. En este punto, hay que señalar que la mayoría de las personas que contrataban este producto pensaban que estaban haciéndose con una tarjeta similar a una tarjeta de crédito, algo que no era así.

¿Qué es una tarjeta revolving?

Las tarjetas revolving son un producto financiero que funciona como créditos al consumo preconcedidos pero que muchas entidades financieras han comercializado como tarjetas de crédito. Esta práctico llevó a muchas personas a contratar un producto que pensaban que era similar a una tarjeta de crédito desconociendo, en muchas ocasiones, que realmente estaban contratando una tarjeta por la que cada vez que realizaban una compra estaban recibiendo un préstamo.

Debido a ello, los usuarios pensaban que con estas tarjetas podían utilizar un dinero y devolverlo posteriormente como si fuera una tarjeta de crédito por medio de una liquidación mensual, una cuota mensual o por un porcentaje mensual en función del capital pendiente de amortizar. Sin embargo, el uso recurrente de tarjetas revolving acaba generando en sus usuarios una espiral de deuda cada vez más grande.

En definitiva, los usuarios que usan este tipo de tarjetas solicitan un préstamo cada vez la utilizan el dinero y pagan unos intereses abusivos, que normalmente llegan a superar el 20% TAE y que en muchas ocasiones y tras varios años de uso hace prácticamente imposible devolver la cantidad de dinero solicitado. En la actualidad,  un informe de la consultora Oliver Wyman señala que puede haber más de seis millones de personas potencialmente afectadas por este tipo de tarjetas. Debido a ello y al impacto que tienen las tarjetas revolving en la economía familiar, el Banco de España ya se hizo eco de esta problemática en su Memoria de Reclamaciones de 2019 debido a la complejidad de estos productos. 

Para minimizar los daños que pueden llegar a generar a los consumidores, el Banco de España recomendó la necesidad de que las entidades aumenten la claridad en su contratación por medio del ofrecimiento de una información precontractual más detallada al potencial cliente, llegando incluso a incluir ejemplos con diferentes tipos de cuota a la hora de contratar una tarjeta revolving y el plazo en el que finalizará el pago del crédito.

¿Cómo reclamar contra estas tarjetas?

Este tipo de producto financiero se ha demostrado que es peligroso para los usuarios que no conozcan realmente su funcionamiento, lo que ha llevado a muchos particulares a presentar demandas contra las entidades financieras. Algo que está creciendo gracias a las sentencias de diferentes tribunales que han visto que esta práctica realizada por las entidades financieras es abusiva por los elevados intereses de estos créditos.

Por ello, las personas que tengan este tipo de tarjetas tienen ahora la oportunidad de luchar por sus derechos y desvincularse de este tipo de prácticas, aprovechando que los tribunales están fallando en masa en contra de estas tarjetas por considerar que se trata de usura, basándose en la Ley de Represión de la Usura, una norma de 1908 aún en vigor.

Todos los afectados que quieren reclamar contra las entidades financieras por este producto pueden hacerlo por diferentes vías pero la más segura es iniciar un proceso judicial con un despacho de abogados competente y especializado en la materia. Por medio de especialistas y una vez iniciado el proceso judicial, el banco suele proponer llegar a un acuerdo para evitar el juicio. En cuanto al tiempo que suelen durar estos procesos, la media oscila entre 5 y 12 meses dependiendo de la localidad en la que se presente la demanda. 

La tasa de éxito de este tipo de procesos es elevada desde la sentencia del Tribunal Supremo de 2015 y otras similares de 2016 donde se condenó a dos entidades por aplicar intereses del 25% y del 20% a un cliente con una tarjeta revolving. En estos procesos, los clientes tienen la posibilidad de anular estos préstamos al considerarse usura (según la ley vigente desde 1908) y recuperar lo pagado de más en intereses.

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