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Programación dietética: Descubre cómo tu cerebro puede ayudarte a adelgazar

Canarias Noticias - 03/05/2018

Es el cerebro quien decide lo que nos gusta y lo que no, ya que es en él donde almacenamos la información que le decimos al mismo. Por tanto, si a tu cerebro le has dicho que no te gusta el color verde en la comida, inmediatamente rechazará las verduras. Además si de pequeño no te llevaron al mercado y tus padres no te ayudaron a generar una relación saludable con los vegetales, probablemente tu cerebro aún los rechazará. Sin embargo, de acuerdo a un estudio publicado por la revista Nutrition and Diabetes, es posible reeducar a nuestro cerebro para que prefiera la comida saludable. Por tanto, no te preocupes si eres de los que cuando hace la compra llena el carro con comida basura. Tus hábitos alimenticios podrían cambiar si aprendes a reprogramar tu mente.

 

A la hora de luchar contra la obesidad es mucho más efectivo aplicar una estrategia de aprendizaje dietético que forzarnos a seguir una de aquellas odiosas dietas que tan sólo nos causan frustración. Y es que, no se trata de dejar de comer croquetas, por ejemplo, sino de cambiar aquellas de bechamel por aquellas de espinacas, ¿cómo conseguir este cambio de pensamiento? Conquistando tu cerebro mediante los siguientes consejos:

 

1. Prepara un “diario de alimentos”

 Una forma de reprogramar tu cerebro para ayudarte a adelgazar es hacer una lista diaria de los alimentos que consumes. Este ejercicio te ayudará a reconocer tus malos hábitos alimenticios. Por ejemplo, podrás darte cuenta que sueles comer dulce nada más terminar tus comidas o que tu desayuno no es lo suficientemente fuerte en comparación con el resto de las comidas. Además puedes anotar cómo te sientes al comer cada comida. ¿energético?, ¿estresado?, ¿cansado?

 

2. Crea una lista de los factores que te llevan a comer comida basura

 Pueden ser desde los nervios que te provoca el tener que prepararte para el próximo examen, sentirse aburrido, no tener comida sana en el frigorífico o incluso la máquina expendedora que encuentras cada día en la oficina. Algo que suele pasar muy a menudo es no tener tiempo, ni ganas, de preparar comida sana, pero es importante reconocer que muchas veces eso es un pretexto, pues existen sitios como Deliveroo que llevan comida a domicilio, ya dependerá de ti decidir se elijes algo sano con vegetales o no. Es importante escribir y reconocer dónde están realmente tus peligros para poder afrontarlos en el siguiente punto.

 

Patatas fritas. Credit: Pexels

 

3. Afirmaciones positivas para comer sano

 Louise Hay, oradora y escritora motivacional exitosa en todo el mundo, es la autora de las afirmaciones. Por si aún no conoces el potencial que éstas provocan, las afirmaciones positivas te ayudan a alcanzar cierta claridad en tus decisiones. Se trata de frases cortas y sencillas que deben ser formuladas con una actitud sencilla. Puedes usar las afirmaciones para cualquier área de tu vida, por tanto también para perder peso. Y es que lo que dices, lo crees y lo que crees será lo que crearás en tu vida. Esto porque las palabras juegan un gran papel en nuestro futuro y debemos prestar atención a cómo el lenguaje que usamos puede afectar no sólo a nuestra mente sino a nuestro cuerpo pues si observas a tu alrededor, todo está configurado mediante palabras. Por tanto, aplica consciencia a tu diálogo interno y regálate unas bonitas palabras mirándote al espejo.

 

Afirmaciones positivas. Credit: Pexels

 

4. Repite tus afirmaciones varias veces al día

 Una vez tengas claro las afirmaciones positivas que quieres decir, te sugerimos repetirlas varias veces cada una de ellas ( y varias veces al día). Por ejemplo, una buena afirmación sería “”amo las verduras”, “sé comer bien”, “cuido muy bien de mi cuerpo” o ¿Por qué no? “Tengo antojos de comida sana”.

 

Por último, educa tu cerebro para comer tan sólo cuando tenga hambre. Y es que, en numerosas ocasiones comemos cuando realmente tenemos sed o cuando pretendemos esconder una emoción como el sentimiento de soledad. Para detectar si comemos por hambre real o ficticia, le recomendamos educar tu cerebro mediante afirmaciones como: “Sólo como cuando tengo hambre”, o  ¿por qué no? Pregúntale a tu cerebro si realmente se siente hambriento y no tengas miedo a comunicarte con él, ¡te sorprenderán los beneficios!

 

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