Las fases del amor: desde relaciones ocasionales hasta el divorcio

El amor tiene etapas. Cualquier relación de pareja va cambiando a lo largo del tiempo, y cada etapa tiene sus características y sus señas de identidad que hacen que resulte diferente de las siguientes y de las anteriores. Lo importante es disfrutar de todas ellas mientras la relación dure.

Usar el sarcasmo para conquistar

La primera de esas fases es sin duda la seducción. Conocer a una persona que te guste e intentar provocar lo mismo en ella es algo que no siempre tiene éxito. Para conseguirlo, cada uno tiene sus armas: hay a quien le basta con su belleza, otros alardean de su inteligencia...

Todas ellas son válidas, pero hay una tremendamente efectiva y que sirve para prácticamente cualquier tipo de persona: el sarcasmo. Es una manera de hacer reír a la otra persona, lo cual ya es bueno de por sí, y que además es síntoma de inteligencia y de buen sentido del humor.

Si a ti te cuesta usarlo, no te preocupes. Puedes recurrir a frases sarcasticas de amor para coger ideas y ver de qué se trata exactamente en este tipo de humor. Cuenta con la ventaja de que sirve para conectar muy bien con la pareja y para crear un vínculo difícil de romper.

Y es que estas bromas sarcásticas fomentan una complicidad que es perfecta para ir sembrando entre vosotros la semilla del amor y hacer que desde este humor todo resulte más fácil y más natural. Es una manera perfecta de conseguir ligar sin que parezca que estás ligando.

Incluso pueden servirte para despedirte de esa misma pareja si te ha tratado mal. Al fin y al cabo, qué mejor que acabar la relación con humor, sin darle a la persona que te ha hecho daño el gusto de ver que no puedes vivir sin ella. El sarcasmo puede valerte para esto también.

La fase de la desconfianza

No siempre ocurre, pero en muchas parejas llega un momento en el que se ha perdido la confianza por completo, ya sea por motivos concretos y fundamentados o por simples sensaciones y sugestiones que no tiene base pero que no dejan de preocuparnos.

El caso es que en un caso o en otro solo nos quedaremos tranquilos cuando hayamos despejado nuestras dudas y consigamos ver si nuestras sospechas son ciertas o no. Si la persona que tenemos a nuestro lado nos está engañando, tenemos derecho a saberlo.

Para eso lo mejor es contratar un detective que pueda destapar esa infidelidad, si es que existe. Este detective en Barcelona te sacará de dudas y hará que, o bien tengas la información sobre el engaño y puedas actuar en consecuencia, o bien veas que no tienes motivos para desconfiar y te quites un peso den encima.

Esta fase de desconfianza suele llegar cuando la relación se ha ido deteriorando y cada vez se pasa menos tiempo juntos o no se está tan enamorados como antes, manteniéndose la relación más por inercia o por miedo al cambio que por otra cosa. Pero no siempre es irreversible.

Otro motivo por el que puede ocurrir es porque uno de los miembros de la pareja ya haya engañado antes al otro, con lo cual restaurar esa confianza puede resultar muy difícil y se necesitará mucho tiempo para volver a conseguirla tras haber perdonado el engaño.

Cuando todo se acaba, solo queda el divorcio

Hay veces en las que esa desconfianza está fundada, y uno de los miembros de la pareja tiene una aventura o incluso otra pareja estable. Poco se puede hacer ahí ya, y no queda más que terminar la relación de la mejor manera posible y quedarse con los buenos momentos vividos juntos.

Este aspecto de acabar bien la relación es muy importante, ya que si no resultará muy difícil poder comenzar una vida nueva en la que no se arrastre la carga del matrimonio anterior y se pueda volver a ser feliz tras superar el dolor lógico que genera un disgusto así.

Para que la relación acabe bien suele necesitarse un mediador que pueda asesorar a ambos sobre las opciones posibles y sobre cuáles son las mejores soluciones que pueden tomar en función de sus circunstancias, de si tienen hijos o no, de sus propiedades juntos, etc.

La opción más sencilla es el divorcio express. No hay más que contratar a un abogado especialista en divorcio en Madrid y dejarse aconsejar sobre cómo podemos hacer para que la ruptura sea lo menos traumática posible y para que todo se haga pensando en lo mejor para todos.

Esta es sin duda la fase más dolorosa de una pareja, pero a veces es inevitable que ocurra, ya que no todas las parejas son para toda la vida. Lo importante es haberlo disfrutado y hacer que esta última etapa no empañe a todo lo bueno que se ha vivido juntos anteriormente.

Tener nuevas relaciones

Ya lo dice el refrán: "a rey muerto, rey puesto". No hay mejor manera de acabar una relación que conociendo gente nueva que te haga ver que no se acaba el mundo ahí y que una ruptura puede significar una oportunidad de conocer a gente maravillosa que de otra manera nunca hubieras conocido.

Si afrontamos esta nueva etapa tras la separación con optimismo y con ganas de mirar hacia el futuro y no hacia el pasado, es posible que vivas una de las mejores etapas de tu vida, sintiéndote liberada y haciendo que valores mejor los buenos momentos, tras haber vivido algunos malos.

Para empezar a conocer gente nueva lo mejor es usar internet. El mundo online hace que puedas llegar a más gente, y que puedas ver cómo es esa otra persona antes de conocerla de verdad, observar sus gustos, su manera de tratarte, etc.

Lo normal tras una relación larga es buscar relaciones ocasionales que hagan que no necesites comprometerte y puedas divertirte. Contactos ocasionales con gente que merezca la pena, incluso relaciones esporádicas con mujeres casadas, si así lo deseas.

Incluso mucha gente que está casada piensa en una relación esporádica en algún momento de su vida. Volver a sentirse deseado y poder vivir una aventura nueva y emocionante son ingredientes suficientes como para atraer a cualquiera a un lugar así.

En cualquier caso, puedes ver que las relaciones son algo complejo y que a menudo tienen varias etapas diferenciables. No significa que todos vayamos a pasar por todas ellas. Simplemente se trata de estar informado para saber identificarlas si acabamos viviéndolas.